jueves, 27 de diciembre de 2012

LA AÑADA

El Belén de este año en la Iglesia de Requena

El temporal que nos ha perseguido durante este año 2012, sumado al del anterior, es de lo más alarmante que ha sacudido nuestro pacífico existir  último.

         Hemos pasado del cotidiano despertar metálico para acudir al trabajo a la perezosa legaña de la apatía y el desaliento. La felicitación amiga y amorosa del año nuevo se desnudó  a los pocos días mostrando sus vergüenzas sin pudor alguno y, ¡oh realidad  rendida! hasta los más puritanos hemos aceptado esos modismos del poder que con  ropa ajena sin estrenar, visten su cartera de piel.

         La olla escondida debajo de la baldosa del hogar está quebrada y en desuso, (ahora el dinero se guarda en los Bancos) la estructura económica del mismo amparada en la noche del desaliento vaga a ciegas entre lo aprendido y lo ignorado.

        ¡Ay Chindas! eres privilegiado, tu no estás en medio del paro, del reajuste que cual pie de gigante olla sin miramiento la alegría de vivir. Tu familia bien,  aunque sea de perros su existencia; la nuestra, la de la mayoría de los españoles está menos esperanzada que la “noche oscura” de San Juan de la Cruz.

            Hemos llegado a diciembre con la sensación de querer salir del mal sueño de la inocencia perdida, del grito unánime que reclama equilibrio, no a costa del ecuador social sino de ese vértice que sigue teniendo coches “oficiales con chófer incluido y además primas” avergonzándonos de ver las vergüenzas que señalamos al principio. Pechos silicónicos de una élite que valora “su trabajo” allegado a los paraísos fiscales y pinta el paisaje nacional a tenor de sus reincidentes operaciones.

            Noticias ilustradas unas, otras en esa prosa herida que los periodistas nos sirven en la bandeja de la realidad que ellos oyen, ven, observan.

            La añada que azota nuestras costas familiares y sociales de innombrable nombre es una llamada de atención, primero a los que queremos seguir “viviendo” y en segundo lugar a los que, generosamente ayudan, apostrofando el slogan de los Donantes de Sangre : “hoy por mi, mañana por ti" y en especial queremos que suene el timbre  a las conciencias sordas y dañinas del “ande yo caliente..., que reflexionen en aquello que se atribuye a San Jerónimo cuando meditaba sobre la muerte con una calavera en la mano y la oyó decir: "como te ves, me vi y como me ves, te verás ".

            Señores directivos de todos los ámbitos, no olviden que su rostro también está en ese espejo. A todos los demás ¡Próspero Año Nuevo!

jueves, 20 de diciembre de 2012

ESTRELLA FUGAZ


Desde Requena de Campos  Feliz Navidad y Año 2013 para todos

Chindas, escucha, estamos en vísperas de un día especial, la Navidad. En Requena podemos decir que ya ha llegado.

Cruzando el infinito cielo una estrella fugaz se ha detenido en el belén que está instalado en la iglesia; la luminaria celeste se hace eco y tras ella enarbolando su bandera de paz la siguen, con su manto de noche, todas las estrellas del firmamento.

La aldea respira luz, diminutas quedan las sombras en el asustado silencio. Ronda de diciembre que extasía el amanecer de la esperanza, la alegría de los niños ante los festejos de los villancicos, la serenidad de los mayores contemplando el cuadro plástico del Nacimiento.

Noche de paz, noche de amor. Con este slogan crecimos y hoy, muchos años después, gozamos con el gozo del recuerdo. Tan pequeño es nuestro pueblo que revivir aquél escenario es ser parte de él, cabemos en ese portal de pobreza y de vida nueva.

Misterio de fe sencilla, de pastores y reyes. Tradición renovada cada año, sonora, festiva. Ciudades engalanadas, luces de neón, optimismo en las calles paseando bajo su claridad. Panderetas calladas y coros de ángeles se entremezclan; corazones fervientes riman con la indiferencia de unos pocos sin poner en duda la algarabía que a todos bendice estas fechas.

Volvamos amigo mío a nuestro entorno, a este belén nuestro que contemplamos una vez rematado su hacer. Imaginación de elevado sentir, manos portadoras de alegría movidas para regalar la continuidad, el seguir presentes en la vida de un núcleo que adormece pero que conserva sus ideales de participación y presencia.

La madre contempla a su hijo y con su corazón henchido arrulla su  primer sueño de niño ante la mirada de un padre expectante y fascinado. Sensación de obra nueva en sus manos.

Reyes venidos de otras tierras refugian su cansancio en aquél lugar respirando desconcierto y veneran en la humildad de aquellas gentes a quien su sabiduría cambiará la historia.
Cielo y tierra se funden en un abrazo de recién nacido, como cualquier familia que recibe con amor la llegada de uno de sus hijos. Su bagaje está lleno de esperanza, la historia intentará doblegarla pero dos mil años después sigue siendo el referente de una presencia cercana y de un amigo en quien confiar.

La noche se ilumina con la fugaz estrella/ rauda como vino desparece/, dejando en el alma viva/, la inocencia de un Niño/, la libertad del camino/, la verdad de sus  palabras.

jueves, 13 de diciembre de 2012

LA MANTA DE LA CAMA


Florece la helada en el tiritar del suelo, los cristales se empañan, el cuerpo rila entre las sábanas del sueño mientras los brazos buscan la manta. Agradable sensación de lana cálida, de afamada industria palentina de otros tiempos.

Cobija amorosa, luciérnaga del invierno que con su calor expande la luz de la aurora que la noche esconde solapando el frío. Ternura de abrazos, galante querer en mudo silencio; caprichoso tejido de hilo que bala. Atrapados neutrones ahora cabalgan con la modernidad, en telares de antes, en escondidas manillas que irradian el artificial arrullo que de ellas se escapan.

Batalla ganada al penetrante frío de las noches pardas, a los atardeceres mohinos con gestos de espadas, a las mañanas airadas. Poesía de colores da sensibles miradas a la utilidad esperada, sonríe al verano desde la libertad desempolvada del armario. Sí, la manta sonríe en los juegos de cama, celestina ella que todo lo tapa.

Revienta la risa su paño de lana y con ella juega a esconderse debajo la cama, a sentirse sumisa con el edredón cubierta, a ignorar el día descansando en la habitación sin entender, ni un poco, su manantial de gracia.

Chindas, tu no entiendes este tema ni el sentir de una manta, a ti no te cubre, ignoras la beldad de sus palabras, el silencio elocuente de su servicio. La utilidad que acapara la atención del tiempo que pasa a nuestro lado llegado el invierno. Servicio de ida y vuelta, de inestable parecer de unos y otros, caprichoso destino  el suyo en lechos ajenos, en abrigados resortes de paz y de calma.

Ironía del destino es su diseño y su cara, sin ambages cumple su misión, lo mismo satisface que estorba pero quien la posee sabe que con ella cuenta para dar al frío la espalda.

Sí, la manta sonríe en los juegos de cama, celestina ella que todo lo tapa.

jueves, 6 de diciembre de 2012

CABALGANDO


Relincha el agua mientras el caballo abreva; relincha el agua formando pompas con el resoplido de sus ollares. Estampa primorosa de natural belleza.

Cabalga la magia en su lomo brillante y sus patas danzan cosquilleando la tierra. No le ladres Chindas, que puede asustarse y contemplar su señorío es poco frecuente en nuestros pueblos en esta época en que vivimos. Las cuadras se han vaciado y desaparecido, los pesebres forman parte del pasado y las coces, los manoteos o sus relinchos quedan amarrados a sus monturas ausentes.

Ayer vi una yegua con su potrillo al lado en una “reserva” y me extasió su magnífica figura digna de ser plasmada en un lienzo. Trotes galantes, semental observando. Desde la carretera llega a mi mente las correrías aquellas, las caricias a su pescuezo palpando mis manos sus crines de seda. Alzada perfecta de caballo de paseo, cepillo en la mano mimo en el cuerpo, finas patas, calcetines blancos y cascos con hierro.

Animal domado para uso casero, para pasear en su grupa mirando el paisaje, señoreando el aire por nuestros cuerpos, acercando el cielo a nuestros deseos, al placer de cabalgar en la libertad del terreno, saltando arroyos, pisando cardos por espacios nuevos o conocidos pero siempre compartiendo experiencias con un amigo, aunque equino sea éste.

Rauda la prisa acelera su trote,la tormenta se acerca y el pueblo está lejos. Gozo en el alma la carrera aquella entre truenos y relámpagos, entre el temor y la lluvia, la calada es inevitable y su cabeza se vuelve a mirar mi mirada. Sin espuelas que azucen sus ijares ni brillen estrelladas en las botas, el Menayes corre, vuela saltando aventuras, regañina en ciernes.