jueves, 30 de octubre de 2014

EL CURRUCUCÚ...

     Apenas amanece y por la ventana semi abierta llega el currucucú del macho torcaz llamando al nido a la palomita en cuestión. Revoloteo en los árboles del patio. Chindas, impasible, mira hacia el espacio "ocupado" y ni siquiera sonríe.
   Cucurrucú o currucucú, paloma..., sonaba aquella canción que hacía entender los lances del amor de aquella época. Es otoño pero el buen tiempo que estamos teniendo hace pensar con estos gorjeos que la primavera continua. Feliz despertar mañanero invitando al regocijo con alas de ilusión sobre vaivenes de tallos finísimos. Verde entramado de ramajes que ocultan pero mecen, que abren horizontes y destellan trinos de otras aves que se suman al balanceo. El sol alarga uno de su fulgurantes brazos y calienta con su tacto ardiente el nido.
            Lecciones de naturaleza, ámbito para ser admirado, cuidado, gozado. Ahora oigo un ladrido prolongado, ya cayó con premura la noche y tal vez algún gato está sobre las tapias y pretendes asustarlo. De pronto el silencio te envuelve pegado como estás a la verja que separa tu espacio del nuestro. ¡Ay amigo! tu presencia estimula esta soledad que nos rodea y aunque el silencio es el regalo más preciado de los pueblos, tanto las aves como vosotros los animalillos de compañía sois el aire que vivifica, la pureza que se palpa de la amistad sincera, esa fidelidad que sublima la palabra amistad.
            Pasan los días y allá en la lontananza del deseo asoma una sonrisa de futuras convivencias, de pisadas en la nieve sin mácula de las calles. La lluvia borrará huellas pero en el interior de las casas el fuego soterrado dará calor y esperanza. Paz, tranquilidad, armonía, estados relajados y tiempo, mucho tiempo libre para leer, pasear, realizarnos en la sencillez y la creatividad.
            Pueblos desnudos de juventud e infancia pero donde habitan esas manos rugosas entrelazadas orando en el sosiego de vivir en plenitud, acogiendo a propios y extraños, acariciando con generosidad las generaciones del paro y el ocio obligado, siendo hadas en su destino. Manos que limpian las lápidas de sus difuntos para celebrar el Día de los Santos, cantoral de bondades en el recuerdo y unidad familiar en flores depositadas.
            Pero volvamos al currucucú que seguirá sonando con las mismas notas cada mañana y mi ventana hará de eco de esa vida que en forma de tórtola anuncia la maravillosa plenitud del amor que da respuesta. 

jueves, 23 de octubre de 2014

EL ESPEJO

Mirada familiar, sentimientos encontrados, brillo acrecentado cuando en el alma hay una sonrisa. Peculiar confesión con uno mismo sin mitos ni reproches. Reflejo de esa realidad que aumenta el anhelo de ser cada día una vida vivida con esperanza. Junto a esa luz de plata se enmarca el rostro, el entorno, la fidelidad vestida de verdad y sinceridad.
Espejo, cristal cromado que se irisa cuando un rayo de sol besa su frente. Así nuestro pasar cotidiano nos muestra ese arco de acontecimientos, los deseos que individual o conjuntamente  necesitamos se hagan realidad, perpetúen con limpieza la convivencia y la fraternidad humana se haga posible. Como augurábamos la semana pasada el paso del ébola ha sido una experiencia que nos ha llevado al regocijo y a la reflexión. Hoy podemos felicitar a todos los sanitarios implicados con generosidad y esfuerzo en llevar a buen puerto a Teresa Romero y con ella a cuantos refuerzan sus ansias de salud porque, cuando la profesionalidad se demuestra, ganamos todos.
Ámbito de inteligencia dedicada al servicio y a la abnegación demostrada con cada paciente, con cada ser doliente que requiere su atención y pone en sus manos lo más valioso que tiene, su vida. Gracias personal de atención primaria por tantos riesgos corridos y por esa valiente entrega vocacional. El espejo de esta sociedad que está "aislada" entre sábanas blancas fuera del bullicio de  los comensales de la fiesta y son atendidos mostrándonos un mundo lleno de valores, sin voces disonantes, que van y vienen atendiendo demandas e intentando paliar sus sufrimientos, es de tal claridad que su reflejo dulcifica nuestra mirada.
Luna en pared colgada, enmarcada o biselada simplemente; eco de bocetos de la noche que derrama lágrimas y ayes de dolor, añade a tu palmares de autenticidad el rostro sublime del gozo de la recuperación y las manos delicadas de la amabilidad.

jueves, 16 de octubre de 2014

EL ALMENDRO

       En un rincón del patio el almendro recién salido de las entrañas de la tierra, dormitaba. Poco a poco en su sueño de crecer, sus brazos comenzaron a alargarse, querían tocar el cielo, Su techo era ese y, cuando contemplaba a las nubes pasearse, su añoranza se acrecentaba. Crecer, crecer y llegar  así de alto. Un pajarillo se fijó en su empuje y se posó levemente en una de sus incipientes ramas y oyó sus ansias; yo te ayudaré prestándote mis alas le dijo, pero aún no ha llegado tu tiempo. Ilusionado siguió pegado a sus raíces esperando el momento. Cada primavera, esta avecilla le visitaba y veía con regocijo los progresos de altura de su amigo.
            El almendro se volvió adulto y... comenzó a realizarse dando algunos frutos. Entre sus alargadas hojas y de fina estampa asomaban unas bolitas verdes, nada especial que llamase la atención; pero un día, recuerdas Chindas, esos envoltorios se abrieron y una semilla asomó su carita  almendrada mirándonos con regocijo; ya su techo no era el celeste aquél, sino nuestras manos acariciando su feliz aterrizaje.
            El paso del tiempo, amigo mío, viene cargado de esperanza; trastoca nuestros primeros deseos y la luz se abre paso en el horizonte dando otro sentido a la realidad que nos rodea. Estos días seguimos con interés la evolución de le enfermera del caso "ébola", lamentamos lo sucedido, pero tenemos que tener claro que todas las cosas llevan un proceso. No por mucho anhelar llegamos antes a la meta, como el pajarillo ponemos a su vida nuestros deseos de una recuperación rápida, pero sabiendo esperar. La buena nueva llegará a su vida y a la nuestra con ella, su vuelta al hogar y al trabajo será quizá algo más larga de lo deseado, pero esa esperanza se tornará en un manantial de alegría para todos.
            No más porqués ni recelos, no más gritos que ensordecen a los afectados. Solidaridad sí sin olvidar que nuestros "salvavidas" ponen su saber y su dedicación formando parte de ese fructífero futuro que se avecina. Confiar es agradecer. Sólo apoyando a cuantos la rodean, de nuevo la luz brillará y como el almendro nos mostrará su sonrisa amiga.

           
           Unidos en el anhelo formaremos un recital de felicitaciones, venciendo así a los desorientados y pesimistas hasta que sus augurios se tornen un apretón de manos.

viernes, 10 de octubre de 2014

LAS TARJETAS NEGRAS

        Te voy a contar, querido  Chindas, cómo un cuento que en mi infancia me hacía estar expectante y temerosa, es actualidad ahora, como seguramente lo era en la época del relato: Alí Babá y los cuarenta ladrones
       Alí Babá era un trabajador sencillo y sin ambiciones, tal vez muchos días su familia tenía hambre, pero... le llegó la oportunidad de "mejorar un poquito" sisando a unos ladrones (¿no dicen que quien roba a un ladrón tiene cien días de perdón?), y cayó en la tentación de ser un ladrón menor, aunque él no se consideró nunca uno de ellos ni su familia tampoco.
            Como es normal en este mundo que habitamos, las cosas se saben y, poco a poco, aquella cueva donde estaba el tesoro fue descubierta y el descubridor que con cautela y sencillez se iba llevando pequeños montones de monedas o joyas también fue descubierto por alguien menos necesitado pero más ambicioso y, para que no le delatase, éste le dijo cómo llegar a ese mundo de riqueza a su alcance. El cuento sigue, amigo Chindas, con un final escrito por el autor dando varapalos a los ladrones; pero el paralelo con quienes hoy día guardan sus robos fuera de nuestras fronteras para que nadie sepa la palabra clave que les descubra sigue sin saberse del todo.
            Tarjetas negras llaman al último rastro de los caballos de los ladrones, pero ¿son 40, cuántas tinas o tinajas les ocultan para ocultar su rostro a la sociedad robada y seguir amparándose en la  oscuridad, para rematar a quienes les van descubriendo? Esperamos que, como en el cuento, alguien como la mujer de Alí Babá, llamada Luz de Noche, aunque ladroncilla por lo que decimos anteriormente, empiece a usar el cacillo de la cocina y dé en la testa a estos falsos mercaderes que nos intentan vender su imagen de Señores.
            Son muchas las historias que están cercenando a nuestro país e impasibles o a pedradas y  vocinglería, seguimos despertándonos con más ladrones unidos a la banda de disimulada apariencia.
            Sólo una cosa más, amigo Chindas, ladra un poco para despertar a los dormidos y volvamos al trueque para que no existan paraísos fiscales ni rascacielos económicos de uso privado.

            
     Palabras vanas en elecciones,/ esfuerzos por convencer./ Exige lecciones de honradez demostradas, no afeites y señoríos comprados,/ una casa para cada familia/ una educación para cada infante/ y un honor para la patria.

jueves, 2 de octubre de 2014

LOS CARDOS

           
       Salir al campo a pasear es un gozo tan grande que le está vetado a nuestro Chindas por su mala acción "gatuna" de la semana pasada. Aunque el título de hoy parece que le viene como anillo al dedo por el castigo, no es este el cariz que queremos darle a nuestro escrito de hoy.
          Los cardos, esas plantas espinosas que embellecen las orillas de los caminos o laderas a los ojos de quienes entendemos la armonía de la flora silvestre y la valoramos de igual modo que la que se viste de colores para acariciar la mirada en jardines o balcones, es más, formando parte del ramillete en el jarrón que adorna cualquier lugar de nuestra casa, le da un toque de especial elegancia.

            Viene el viento y entre tus púas juega al escondite,/ llega el sol y toca tu voz para que sea audible,/ llega también la tarde y dora tus sueños de balanceos.
            Sé que ya no es tiempo de aspirar aromas ni de ceñir en tu testa la cinta malva,/ pero hoy salgo a recoger los últimos testimonios de tu presencia/ para entrelazar en ellos la luz diminuta del  belén que se gesta/ y les haga suspirar formando estrellas.
            Cardos sosegados y en silencio junto a hierbas secas adormecen/ cayeron sus colores, azules-violeta, amarillos, blancos... y sólo el brillo de la luna sobre ellos les realza.
            Aunque suene a visión ilusa ¡qué sorpresa! un pétalo de amapola se ha abrazado a una de tus púas sin que tú la punces/ y no sé si es su color el que se refleja en ti o es que te has ruborizado./ Vuelvo a encontrar el verano a tu lado estando en otoño/ y reafirmo mi mano en tu tallo hasta colocarte junto al pueblo que se allega al portal en ese nacimiento.

            El rocío volverá a ti cada mañana como un beso del Dios-Niño que se anuncia. Cardo de caricias protegido de la lluvia y la nieve. Planta del estandarte de la vida que decora con donaire los paisajes de mi tierra.