viernes, 23 de diciembre de 2011

COMPETIVIDAD

Domingo 18, doce de la mañana. Estaba aullando yo, llamando en compañía de la campana a los feligreses, cuando llegaron ellos. Muy profesionales bajaron del coche, entraron en la iglesia, vieron el belén y en tres minutos se pusieron en marcha para continuar su recorrido.


Mi ama y sus compañeros belenistas habían recibido notificación de que vendrían a las dos y habían dispuesto música de villancicos, folios explicativos de un belén tan simbólico y hasta la renovación de la gran planta de alcachofa que adorna el estrado. Todo estaría dispuesto después de la misa. Pues bien, los ilusionados autores del belén ni siquiera tuvieron oportunidad de saludarles.

¡Santo Niño Dios! En qué mundo tan marginado se vive en Requena que ni siquiera se es consciente que el concurso de belenes es una seria competición y que el participar, como ellos, esperando compartir ilusiones y unas palabras amables, puede alterar el rigor de la decisión concursal.

Es verdad que San Francisco de Asís, patrón de la Asociación belenista organizadora con la Diputación del concurso, estaría muy a gusto con un belén tan sencillo, tan despejado de oropeles, tan próximo a la naturaleza. Él, pobrecillo, abandonó lo que tenía en su aburguesada familia y construyó el primer belén para reflejar la sencillez del nacimiento de Jesús en un establo. Pero los tiempos cambian y hoy la Navidad es una celebración de derroche y consumo y en el concurso de belenes se compite por ser el más sofisticado, el de mejores construcciones, el de artilugios más asombrosos.
Pues aquí en Requena, los Reyes siguen recordando a todos los belenistas que el don que los ofrecen son el oro del tiempo sin prisas, el incienso de la naturaleza y la mirra del reconfortante trato humano. Lo justito que ni por asomo apareció en quienes vinieron a juzgar.
Hablando de competición y competitividad ésta es la esencia del mundo en que vivimos, competitividad de los belenistas, del deporte, de la economía, de los juegos digitales. Y la educación ¿ha de ser competitiva?
El hombre, desde sus orígenes, ha tenido que competir por el alimento, por el espacio, por la supervivencia, y así ha aguzado el ingenio, se ha esforzado, inventado y progresado. Que el hombre es el animal competitivo por excelencia.
Al mismo tiempo ese impulso le lleva a veces al borde del desastre, a enfrentamientos, guerras y dominios terroríficos de unos pocos sobre el resto.
Por eso que el hombre tiene una segunda alma la de compartir el alimento, el espacio, su propio ser. Es el alma que goza por si misma de la naturaleza, del saber, de los bienes.
Parece que el gran problema de la educación es el ser competitiva, conseguir alcanzar altos objetivos y para ello se anuncia un nuevo curso de bachillerato. Bien, muy bien.
Pero muchos padres y educadores se preguntan cómo conseguir el equilibrio entre el hombre competitivo y el que comparte.

El ambiente social está totalmente dominado por la competitividad hasta en los belenes. ¿Reforzaremos este aspecto aún más en la educación? o, ¿les acompañaremos a descubrir la fuerza del amor por la naturaleza, por la ciencia, por los semejantes?

Dos patitas tiene el hombre ¡mira que si una se nos queda más corta…!

1 comentario:

  1. Las prisas no son nunca buenas, y menos a la hora de juzgar y valorar. Si no han escuchado las explicaciones sobre el significado del "belén" de Requena, ¡ellos se lo han perdido".
    Ánimo y seguid sin perder la ilusión por vuestro pueblo.
    FELICES FIESTAS

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