Como os dije la semana anterior mi socio deja por un tiempo,
espero que corto, de compartir conmigo
los avatares públicos que tantos desasosiegos ocasionan a la sociedad y que él
y yo manifestábamos en este blog para llegar hasta vosotros.
A partir de ahora mi ama y señora de la casa será la que durante ese “descanso” cogerá el
relevo y plasmará mis “otros pensamientos “. Ella sé que me llevará por caminos
donde mis patas apenas tocarán el suelo, correré persiguiendo sueños en vez de
perdices, liebres o avutardas; pero lo vamos a pasar bien y seguro que los que
seguís el blog también.
Pensamos que todos los lectores, y ya amigos sin rostro
fijo, tenéis un hueco en vuestro pensamiento
para gozar de la belleza y saliros de vez en cuando de los hechos
políticos, del cotidiano vaivén social con injusticias incluidas que pretenden
borrar ese espacio íntimo de vuestras vidas, incluida la mía que es de perros.
Hoy, para comenzar, os diré que mientras yo gozaba de una
siesta placentera en el patio de la casa, tendido cual largo soy a la fresca de
la acera en el porche, ella
rememoraba algo que escribió hace un año
sobre el pueblo en que vivimos. Me leyó
algo que regaló mis oídos, es cierto que
se refería al anterior perro que guardó y gozó de los mimos de los amos, se
llamaba “Orejas”, pero que ¡caray! por algo soy su heredero. Lo titulaba así:
“Ladridos en la noche”…
Llega la noche cubriendo con sus sombras el corral, los tejados, las callejas.
Dormitando está el sueño en su cama de sábanas de luz del día, de colcha que
abriga y abraza. Un ladrido, cual aviso de vigía rasga el velo del silencio,
sigue otro, otro más ¡algo pasa!. De pronto todos los celadores nocturnos sus
orejas levantan y, haciendo coro ladran.
Candilejas mortecinas van llamando la atención de casa en
casa. ¡Silencio! Grita el amo con su dormitar a cuestas. Esta vez ha sido falsa
alarma.
Ladridos en la noche, compañeros del desvelo, guardianes de
estrellas, de sueños. Fidelidad de amigo “Orejas”, te llamamos así por tus
orejotas grandes, yo duermo y tu velas.
¿Verdad que es un cántico a los perros muy bonito?, me gusta
el final, aunque en toda la página tiene frases que me humedecen los ojos, el
final le entenderéis vosotros mejor que yo porque ella dice que quizás yo no lo
comprenda. Dice así:
Ladridos de medianoche,
noche en calma/ ¡Guau, guau! De color despierto/ ¡Guau…u… u! color
naranja/ Coros de guaus verde rabia/ Correa apretando la garganta/.
No hay comentarios:
Publicar un comentario