sábado, 3 de septiembre de 2016

LA TRILLA DE GARBANZOS

Cuando hay un acontecimiento como éste, del pasado hacer de los labradores, la alegría vuelve al lugar atrayendo a visitantes. Los garbanzos saltan entre las pajas y el trillo, su cabeza dorada revolotea chocando por los bordes de la parva y el polvillo que el aire se empeña en ocultar.

Bolitas con perspectivas de cocido son solaz en la mesa. Recreo rural en cualquier mesa e incluso en sofisticadas cocinas de ciudad. ¡Ah! los pueblos, cuántos y sabrosos paladares guardan en sus recetas culinarias de las abuelas, pueblos a los que se les retira el saludo en invierno mirando con cierta “pena” a los que vivimos en ellos, me refiero a los pueblos pequeños.

Volvamos a la trilla, esta vez era Mundo, nuestro vecino, el que soltó los fardos donde llegaron abrazados a la era desde la tierra en que nacieron; ¿a morir? No, a regalar su bondad a las ollas. Música y algarabía en las manos de los niños a los que les hacía ver en la palma de su mano, la graciosa naricilla que estas legumbres tienen; sin ojos ven y cosquillean en el corazón de quienes los acarician jugando con ellos.

El bufar del tractor, nada parecido al de los animales que entonces arrastraban el trillo, resoplaba mientras hacía círculos sobre el blando lecho de los garbanzos. La bielda aclarará ese rumor al caer en los sacos y quedar listos para el envasado. Familia abrazada, apretujada con cariño, con recelo en algunos, con amorosa cercanía para otros. En el campo se miraron esperando este momento, lloraron con la lluvia pero también bebían ese néctar que les caía del cielo y les hacía crecer. ¡ Oh dichosa cercanía!, bendita trilla y acribado. Ilusión chocando esa naricilla mencionada. Saludo esquimal en un saco de arpillera.

Garbancito, garbancito, dónde estás que hoy no te he visto…, jugábamos cuando éramos chicos. De nuevo reímos con esta estampa de verano tardío. Gracias Mundo por este regalo al pueblo.


Garbanzo blanco o negro en un mismo horizonte, separados en la olla y juntos en el cariño. La noche y el día caminan de la mano, los pájaros cantan a la aurora y las estrellas hermosean el universo. Garbanzos blancos que se cocinan y negros que les da valor. ¡Olé al sabor rural, a las legumbres y los cereales, a los labradores y a los moradores del campo!. ¡GUAUUU…!

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