No es
necesario precisar qué episodio actual ha levantado más protestas de
indignación en las redes sociales de comunicación y en la calle.
España
está conmocionada por la sentencia del juicio de la Manada. No es necesario hablar
de ello, por lo demás, aún está en proceso judicial pues quedan los recursos
ante tribunales superiores.
Lo
extraño es que esta sociedad tan escandalizada no reaccione ante otros hechos igualmente
reprobables.
¿Cuántos
miles de mujeres este mismo día son violadas, estando sometidas a una auténtica
esclavitud, obligadas con amenazas, castigos y todo tipo de violencias?
Sí,
hay miles de mujeres en nuestro país que no ejercen la prostitución por
decisión propia, sino que la ejercen porque han sido engañadas, a veces traídas
de otros países con falsas promesas y actuando por temor, amenazas que llegan a
sus familias, o por maltrato.
Cuando
los culpables son detenidos, ¿la sociedad exige que sean juzgados por violación,
repetida múltiples veces, por secuestro y por maltrato?
¿Cómo
no existe un movimiento cívico exigiendo acabar con esta auténtica vergüenza de
los países
ricos?
¿Será
porque hombres de todo pelaje acuden a estos servicios sin preguntar si son
forzados o de menores?
¿O es
que también las mujeres los consideran ajenos a ellas, indignos de un mundo de
personas iguales y humanos?
¿Cómo
los juicios no encuentran un tratamiento eficaz en medios de comunicación y
redes sociales?
Está
muy bien que la sociedad reaccione ante hechos tan lamentables como los
sucedidos en los sanfermines, pero también sería necesario reaccionar ante la
plaga de violadores de autentica trata de mujeres.
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