El buen tiempo, amigo Chindas,
acapara el noticiario con pateras llenas al máximo de valentía y dolor. Piel
oscura, ojos inmensos, esperanza dolida por el hambre y la huida. El adiós a la
patria, al hogar, a la familia. Llanto silencioso en el corazón, niños
abrazados a sus madres apagando sus miedos. Hacinamiento incomodo, sin
intimidad posible para sus necesidades básicas; viaje pagado con sus míseros
recursos, efímero horizonte cada vez más lejos. Rechazo a la acogida, soledad
en el mar.
Mecidos por las olas y el
cansancio adormecen; mientras, el sol quema algo más sus carnes doloridas y la
noche deja sin límites el brillo del paisaje esperado. Huir del terror a
cualquier precio es el motivo de embarcarse en esta aventura no deseada. Las
olas, cual madre amorosa, mecen esa pobre barca; en su interior hay sueños de
vida nueva, de supervivencia sin amenazas, añoranzas de un hogar, de un trabajo
que dignifique su naturaleza humana. Brazos alzados al cielo suplicando a su
Dios que suelte las cadenas y les llegue la libertad. Sonrisa abierta a la
esperanza, se dirigen a un país en paz, ¿habrá unas migajas para ellos, una
oportunidad para seguir siendo personas con derechos y
libertades?
Labor encomiable la de Médicos
Sin Fronteras, siempre próximos a los necesitados de salud y justicia social.
Barco de rescate para aquellos que la noche los circunda amenazante. Esperanza
en esa mano tendida que empieza a dar seguridad a la frágil y débil sonrisa de
los niños. Ojos expectantes ante lo
nuevo y desconocido. Vaivén de las olas azotando su odisea.
Se vislumbra el rescate y en
algunos puertos manos amigas los acogen, luego vienen a posarse en ellos cual
gaviotas hambrientas, la incertidumbre y las miradas esquivas, los juicios maledicentes,
el recelo a una conducta impropia para una buena convivencia...
Sangrante espejo de la injusticia
social que anida en nuestra sociedad ante el ajeno devenir. Nómadas de rostros
curtidos y agrietados por la avaricia de dirigentes, por el odio y la
supremacía de los poderosos de sus países, por esas guerras sin fin que
acaparan sus días y sus vidas obligando por supervivencia a huir.
Dolor, sencillamente dolor e
impotencia ocupa casi todo su equipaje. Pétalos desgajados de las flores
sobrevuelan en el aire que respiramos, aroma de libertad. Mezcla de culturas,
arco iris uniendo. Todos los colores enlazados son alianza de paz, que el
nuestro no quede fuera de esa bella historia de amor fraterno.