Al fin llegó retardada y temerosa. Han sido los elementos: lluvia, frío y sol quienes la han empujado a soñar con brotes nuevos, con plenitud en ciernes de la belleza.
Sonríe el tallo mostrando sus engendros, aspirando a verlos crecer. Paladea la abeja el primer néctar entre zumbidos de algazara. El sombrero de la tierra se llena de trinos bajo él y las cigüeñas en la torre del campanario comienzan a anidar.
Primavera, la pariente más querida del otoñal vivir. Los cristales de mi ventana, tan traslúcidos ellos, empiezan a avergonzarme cuando el sol les mira de frente. Tendré que acariciarles. Me asomo corriendo la cortina y te veo, Chindas, tumbado con placer junto al seto del patio, aplastando los lirios que pujan por salir mientras la hierba del césped te mira también, pausadamente.
Cascabeles de primavera, alegría trepando por el corazón hasta alcanzar la punta de las copas de los árboles. Sueños despertando a la nueva realidad. Viajo y contemplo el campo con su alfombra verde extendida invitando a pasear nuestros pies en ella, mientras en la lontananza, la nieve blanca sigue posada en las cumbres de las montañas.
Verde y blanco, esperanza e ilusión; arriba, el cielo vestido de sol. Los eólicos dan vueltas una y otra vez, entre sus aspas retienen trozos de aire y luz. Vuelvo a mi patio y una florecilla se escapa del almendro y llega a posarse en mi mano, la llevo instintivamente a mis labios besando su corola con la ternura y el amor con que se besa a un recién nacido. Corazón de poesía en su vuelo. Sonrisas de la tarde. Palomas alcanzando el paraíso. Flores de primavera.
La educación en el deber
Hace 8 años
SOCORRO MUCHAS GRACIAS POR TUS ELOGIOS HACIA NUESTRA SOCIA MARIBEL Y NUESTRO PUEBLO.PASAMOS UNA VELADA LLENA DE ALEGRÍA,PAZ, Y UNIÓN ENTRE LOS DOS PUEBLOS. RAQUEL Y MARIBEL. UN SALUDO
ResponderEliminar