jueves, 5 de noviembre de 2015

III CARTA A CHINDAS

Mi querido Chindas:
          Anoche cuando volvía de la casa del abuelo a la nuestra, sentí algo especial y te voy a comentar lo que pensé. Vacío está el silencio en la calle durmiendo, fina lluvia le acaricia velando su sueño y los párpados de la noche tiemblan con los luceros. Pisadas a media noche cabilan, sorprendiendo al paseante de pasos humedecidos, con sombras mudas de abandono. Un gato aparece en escena, se asusta y cruza la calle corriendo. Silencio de farolas, coloridos descendiendo. Crujir de puerta de entrada, tranco con ganas de lecho.
         Despertar del Día de los Santos, fe recostada en el recuerdo, flores acompañando. Sentimientos encontrados del ayer y el hoy, añoranza y cariño entrelazados. Soleando el camino de los pasos idos, el pintor llena su paleta de verdes y marrones a los lados, alfombrando así la tierras que fueron surcadas con cantares y esfuerzos. A unos metros del cementerio, el Canal pone su nota azul llevando hasta el mar, pasando por exclusas y ríos, el devenir de la vida, deteniéndose en pequeños rincones con la brevedad de la risa.
         Misterio, amigo Chindas, del vivir y el morir, etapas de luces y sombras, de ilusiones y lágrimas. En este día de reflexión donde las bondades reposan, se me antoja rememorar la infancia, las caricias recibidas de padres y abuelos, de familiares; todo lo compartido con amigos y vecinos. La historia, nuestra historia personal, se acrecienta y achica dando paso a la emoción. Bajo las losas que protegen, yacen los amores sagrados que fecundaron generación tras generación, la esperanza de la felicidad eterna.
         Nace la vida, hoy en ecografía observada y una sonrisa de amor contempla ese futuro que traerá ilusión al crecimiento, que abrazará a los suyos y seguirá el camino de la vida en común dando a la noche día y a la lluvia espacio de claridad y bonanza.
         Un nuevo año se aproxima a pasos agigantados y la nieve envolverá de blanco nuestra mirada. Espero que desde el patio o desde tu caseta sigas acariciando muestra amistad y tus ¡guauuuus! permanezcan unidos a nuestro cariño, más allá de las fronteras del "más allá" que en  estos días tenemos presente.

         Un abrazo. Te volveré a escribir la próxima semana.

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