En opinión de los “urbanitas” el mundo rústico es imperturbable, el lugar donde nada sucede, nada cambia, en contraposición a la ciudad donde todo es movimiento y agitación, pero aquí sabemos que el continuo fluir del canal no supone apenas cambio, mientras el lento germinar de los campos supone un proceso de transformación profunda.
Ahora Requena se está transformando. Cambian los colores, caen las hojas de los chopos, los rastrojos son levantados por arados, cultivadores y gradas, ha comenzado la siembra y el pueblo ve reducida su población a poco más de las doce personas habituales
En marcha los proyectos de la nueva campaña, que en el país son los presupuestos, en el gobierno se han producido cambios. Lo mismo acontece en la patronal.
De ello hablamos mientras atrvesamos caminos, rastrojos y sembrados.
Y aquí van dos despropósitos acerca de los mismos.
Primer despropósito.
D. Gerardo Díaz Ferrán convoca elecciones para presidir la patronal a las que él no se presentará. Curiosa la trayectoria de este empresario que se ha presentado siempre como la figura clásica y tradicional en defensa absoluta de la iniciativa privada al afirmar: “la mejor empresa pública es la que no existe”.
Hoy los antiguos trabajadores de sus empresas arruinadas estarán entusiasmados por las bondades de la iniciativa privada.
Claro que, según alguno de los de su cuerda, la crisis financiera mundial y la crisis de la construcción nacional la tiene Zapatero.
¡Qué gran pecado es el absolutismo como el creer que la empresa privada es lo bueno y lo único bueno! y absoluto sólo es Dios, y nuestros primeros padres por querer ser como Dios quedaron en vergüenza, desnudos...¿no pasó eso D. Gerardo?
Segundo despropósito
Dña Teresa Fernández de la Vega es cesada como vicepresidenta del gobierno.
Al anunciar el cambio D. José Luis Rodríguez exaltaba las cualidades y bondades de la cesada y sonaba a funeral, político se entiende, pero funeral, y por si faltaba algo ya le tenía preparado un expléndido panteón, el Consejo de Estado.
Si María Teresa tiene tantas cualidades y está en buena edad, augura y alégrate José Luis porque aún ha de dar “mucha guerra” en la actividad privada o pública ¡ Quién sabe de las oportunidasdes que habrá de disponer en el transcurso de los días!
Durante los primeros cuatro años como vicepresidenta su imagen pública fue sobresaliente y los sondeos de opinión la ponían a la cabeza del ejecutivo. En este segundo periodo ha tenido que ser la voz y el baluarte defensivo ante los graves problemas surgidos y la errática postura del gobierno: desde no hay crisis, estamos mejor preparados y nos afectará menos, nos ha afectado con una especial virulencia pero ya hay brotes verdes, no habrá recortes sociales hasta es necesaria la reforma laboral, el sacrificio de los empleados públicos, el de los pensionistas, la contención del gasto...
La tarea de la vicepresidenta y potavoz era abrumadora, el desgaste evidente y el cese tal vez inevitable pero ¿el funeral?
No fue ella la que protagonizó la política del gobierno, sólo fue la fiel encajadora de muchas sinrazones.
Bien se merece que la dejen protagonizar en la escala que sea su propia iniciativa. Que sea ella la que triunfe o fracase sin pagar por los platos rotos de su superior.
En el campo se ven y se oyen los tractores en plena labor y yo, Chindas, con mi socio gritamos a los cuatro vientos que no queremos el entierro político de la señora Fernández de la Vega.
La educación en el deber
Hace 8 años
Estuve en Requena hace poco y estaba con un colorido otoñal espectacular. Los urbanitas no saben lo que se pierden.
ResponderEliminarEspero que Dña.Fernández de la Vega siga activa en la política, yo también me niego a enterrarla.
A María Teresa no hay que enterrarla hay que ensalzarla y luchar porque nadie olvide lo mucho que ha hecho por este país. Arriba la Fernández de la Vega.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo con tus dos reflexiones, Chindas, aunque echo de menos también un pequeño comentario acordándose de la buena labor de Moratinos...
ResponderEliminar¡Menudo personaje Diaz Ferrán! Está él bueno para dar consejos económicos. Podría haberse aplicado él mismo la receta y de esa manera a lo mejor había salvado sus empresas, pero, ¡NO!, ellos a acumular más y más riqueza y a pedir sacrificos a los de siempre.
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