Desde Requena de Campos Feliz Navidad y Año 2013 para todos |
Chindas, escucha,
estamos en vísperas de un día especial, la Navidad. En Requena podemos decir
que ya ha llegado.
Cruzando el
infinito cielo una estrella fugaz se ha detenido en el belén que está instalado
en la iglesia; la luminaria celeste se hace eco y tras ella enarbolando su
bandera de paz la siguen, con su manto de noche, todas las estrellas del
firmamento.
La aldea respira
luz, diminutas quedan las sombras en el asustado silencio. Ronda de diciembre
que extasía el amanecer de la esperanza, la alegría de los niños ante los
festejos de los villancicos, la serenidad de los mayores contemplando el cuadro
plástico del Nacimiento.
Noche de paz, noche
de amor. Con este slogan crecimos y hoy, muchos años después, gozamos con el
gozo del recuerdo. Tan pequeño es nuestro pueblo que revivir aquél escenario es
ser parte de él, cabemos en ese portal de pobreza y de vida nueva.
Misterio de fe
sencilla, de pastores y reyes. Tradición renovada cada año, sonora, festiva.
Ciudades engalanadas, luces de neón, optimismo en las calles paseando bajo su
claridad. Panderetas calladas y coros de ángeles se entremezclan; corazones
fervientes riman con la indiferencia de unos pocos sin poner en duda la
algarabía que a todos bendice estas fechas.
Volvamos amigo mío
a nuestro entorno, a este belén nuestro que contemplamos una vez rematado su
hacer. Imaginación de elevado sentir, manos portadoras de alegría movidas para
regalar la continuidad, el seguir presentes en la vida de un núcleo que
adormece pero que conserva sus ideales de participación y presencia.
La madre contempla
a su hijo y con su corazón henchido arrulla su
primer sueño de niño ante la mirada de un padre expectante y fascinado.
Sensación de obra nueva en sus manos.
Reyes venidos de
otras tierras refugian su cansancio en aquél lugar respirando desconcierto y
veneran en la humildad de aquellas gentes a quien su sabiduría cambiará la
historia.
Cielo y tierra se
funden en un abrazo de recién nacido, como cualquier familia que recibe con
amor la llegada de uno de sus hijos. Su bagaje está lleno de esperanza, la
historia intentará doblegarla pero dos mil años después sigue siendo el
referente de una presencia cercana y de un amigo en quien confiar.
La noche se ilumina
con la fugaz estrella/ rauda como vino desparece/, dejando en el alma viva/, la
inocencia de un Niño/, la libertad del camino/, la verdad de sus palabras.
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