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Fachada de la Universidad de Valladolid |
En la vida conocer, sentir,
querer y actuar es un continuo aprendizaje. En
verano hay más personal y movimiento en el pueblo y mi corral se llena
de personas que me son ajenas o apenas reconozco. ¿Qué voy a hacer? ¿ladrar para
que sepan que estoy aquí y éste es mi territorio? Así lo he hecho y mi socio ha
cogido un rebote supino encerrándome en mi parcela del corral y diciéndome que
no se ladra a los amigos.
Ya más tranquilos, hablamos de
que es preciso aprender cuando surgen nuevas situaciones. En la educación está
la vía para conseguir un más pleno desarrollo personal y una sociedad más justa
y solidaria.
Por eso las sociedades modernas
ponen un gran esfuerzo en la formación, tanto de personal como de medios.
En concreto, en España existe la
universidad pública y la forma de financiarla es el copago. Una buena parte del
gasto lo asume el Estado y la otra el estudiante con la matrícula que es una
parte considerablemente menor que la del gasto público.
Detrás de esto está la convicción aceptada por la comunidad de que no es posible una sociedad próspera sino es
una sociedad del conocimiento; que no se pueden desperdiciar capacidades; y que
la solidaridad comienza por la igualdad de oportunidades.
Pues he aquí que la nueva ley
Wert, a los que no tienen posibilidades económicas para costear la matrícula,
les pide condiciones especiales para gozar de la beca y del puesto
universitario que paga básicamente el estado.
Consecuencia: los que sí pueden y
tienen más recursos económicos siguen disponiendo de la financiación pública
con menos exigencias, y se invocan problemas de crisis y falta de dotación para
esta solución.
Se recorta, pues, al que no tiene
y al que tiene se le da. Así la sociedad del conocimiento se reduce a los que
tienen capacidad financiera, se pierden sujetos capaces y la solidaridad se
ejerce con quienes la necesitan en menor grado.
Váyase señor Wert y acólitos; habrá que encerrarlos en un rincón del corral y abroncarles para que aprendan,
como hacen conmigo.
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