viernes, 20 de junio de 2014

GOLEADA DE COLORES

          Pataleando el balón con el énfasis de los aficionados como fondo, la rueda de la fortuna burbujea en el cava de la victoria y hace olvidar por unas horas los problemas cotidianos que  revisten cada hogar y acechan en la lontananza de Europa mientras el gallo canta el amanecer de un nuevo día.
            Multicolores de partidos con frenesí ondean su bandera y las urnas hablan impacientes ante las manos inocentes del recuento que no cesan de parlamentar en voz alta la caída pausada del voto y su subida acelerada de la suma del mismo.
            Fútbol y Elecciones Europeas, menú excelente para que la adrenalina impere por las calles. Siempre alguien gana y es feliz, alegrémonos por ello. Pasado el sábado y domingo 25, volvemos a ser los mismos que ayer, mirando de vez en cuando al cielo que amenaza lluvia.
            Cae la tarde y el reloj de la torre no tiene prisa en pregonar sus horas, se ha quedado sin voz. Chindas, atónito no deja de observar algo extraño en lo alto de la iglesia, el campanil con su casetón de un siglo de existencia han desaparecido.
            Campanadas de media noche / almas peregrinas reclamando el recuerdo en oración, / campanadas de medio día / ángelus de boina entre las manos / inclinada cabeza, tan... tan... tan / presencia de fe en los campos de Castilla.
            Todas las horas, repetidas, iban cayendo día a día, año tras año, hasta más de cien, desde ese punto en que el reloj emitía su sonido, tañía su corazón. El marca pasos del pueblo perdió su lozanía y también pretende irse como las gentes para no recordar el pasado, para vivir a ras de tierra su débil existencia. Con expectación vemos a las grúas bajar este sueño del donante y de repente, el pueblo pierde parte de su identidad dejando una huella de soledad.
            ¿Volverá a mostrar su gallardía, a realzar los recuerdos, a ser parte de la generación siguiente? ¡Ay don dinero que austero te muestras!, callas como al final de la campaña electoral para meditar lo que hacer después. Ganar es emprender nuevas metas y esa ilusión, mi fiel Chindas, hará
que esa atalaya renueve su estructura. ¿Alguien se anima a ayudarnos?

            Si en el duermevela de la noche una campana lejana te regala su sonido/ alégrate de no estar sola/o, tu generosidad te devuelve la compañía en un eco de amistad.

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