Jardín de la Casa Rural "Ni cuatro gatos" |
Amigo Chindas, ayer te perdiste
la inauguración de la Casa Rural que ha abierto Lucy en Requena. Tienes que
entender que con tan singular nombre no era cosa de invitarte siendo un perro
con fobia a los gatos. Fue una jornada estupenda, bendición incluida con el
hisopo, salpicando de agua bendita las cabezas presentes y augurando éxitos y
gozo a los futuros moradores temporales que habiten esta vetusta y renovada
casa de turismo rural. Todo el pueblo estuvo presente degustando unas exquisitas
viandas y un licorcillo... que puso el punto final a la generosa invitación de
la anfitriona. El porche donde tuvo lugar el evento respiraba la fragancia
multicolor de las flores, santo y seña de esta casa y el sol se sumó al agasajo
portando en sus rayos los deseos de bienaventuranza de todos los presentes
hacia la dueña.
Amanecer
en el silencio de una casa rural como ésta, con sabor a añoranza de abuelos, a
trabajos del campo olvidados donde el botijo, la criba, los cuartos de medir
hablan entre cardos naranjas y malvas, embelleciendo las estancias. El viejo
baúl o las orzas, fueron parte del cotidiano uso de sus manos, asedadas por el
esfuerzo y la responsabilidad familiar. Viejos armarios horizontales donde el
buen paño se conservaba intacto y esas orzas que hacían acopio de yantares
futuros con sabor a manjares siempre recordados como auténticos, ponen una nota
de buen gusto al mirar de propios y extraños. Detalles, muchos detalles para
recrear la vista y otorgar paz al visitante ávido de belleza sin oropeles.
Pueblo
en decadencia demográfica pero vibrante de ilusión colocando en las páginas de
su historia un hito de resurgimiento gozoso.
"Ni cuatro gatos", expresión castellana de la soledad habitada, ofrece al visitante
esta casa pensada para una pareja que desee adentrarse en este oasis de
relajada quietud. Desde el balcón pueden contemplar el Canal de Castilla que
hace la delicia de paseantes con alma de poetas, escritores y artistas. Sus
aguas tintadas con el azul del cielo reflejan a los ciclistas que por sus
riberas circulan en sosegada aventura recreativa. Aire puro castellano, sin
ápice de contaminación, es el regalo del
Olimpo a ese sector de aventureros de alma sencilla con corazón expectante.
Quinientos
m2 de jardín culminan la oferta del uso. Flores, muchas flores, le habitan en
parterres, jardineras y colgantes al lado del olivo, junto al pozo, vasijas de
barro o en las paredes del recinto. Paladar de sosiego en su césped, cuidado
para que el cliente disfrute de la naturaleza que le rodea. De fondo, la
magnífica figura de la iglesia coronando el porche.
Mientras
escribo observo cómo, con cautela, los rosales trepadores que hay junto a las
tapias, se asoman al exterior y sus ojos, llenos de aroma y colorido, se posan
en la calle añadiendo autenticidad a la sencillez.
Chindas, te prometo que el nombre dado a esta casa nada
tiene que ver con esos felinos negros que te apasionan pero que te está vedado
perseguir, por lo cual te pido que ladres con tu mejor registro de voz, para
felicitar a Lucy por su iniciativa. "Si la gran ciudad te abraza con su ruido y asfixia tu parcela de sosiego, ven un fin de semana y llena tus pulmones de libertad."
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