jueves, 12 de junio de 2014

Viento

     
      Paseo con mi socio por la parva derecha del Canal. Sopla un viento fuerte y molesto. En la toja del Rosillo y en la del Juncal suena la canción de los chopos intensa, vibrante y persistente.
      Ha renunciado el Rey y sopla el vendaval antimonárquico. Y suena la canción de Cayo Lara llamando a una consulta en términos radicales, no ya Monarquía-República, sino que el pueblo decida entre "Monarquía y Democracia". Estribillo fuerte y claro. Los noruegos, suecos, daneses, holandeses, belgas y británicos, pobrecillos, no tienen democracia sino monarquía. La antigua URSS, la Alemania Nazi o la China comunista que no eran monarquías ¿qué eran? ¿el segundo término del dilema, democracias?
Gracias Cayo por invitar al pueblo a decidir entre los dos términos del radical dilema. Tú nos guías ¿a dónde?
     ¡Que bien suena la música de Pablo Iglesias, joven político de casta, universitario y profesor, tan elocuente y dialéctico que nos tiene encantados!
      Al viento de la abdicación vibra en los medios de comunicación su llamamiento al PSOE para que no siga con su "pacto de castas" y apoye un referéndum para no continuar "robando democracia a los ciudadanos".
    Como las urnas le han elevado a la categoría de diputado europeo, bien puede enarbolar en su Parlamento el estandarte de un plebiscito para eliminar las monarquías en Europa que roban democracia a los ciudadanos al sucederse sin previa consulta. Cierto que las monarquías son constitucionales y que existen normas establecidas para realizar cambios pero el canto de Pablo dice que las normas no son mas que pactos de sectas para mantener el robo.
       ¡Que magnífica en este joven la vieja casta de los políticos populistas y demagogos!
     Aunque sople el viento ¿es nuevo, juvenil, progresista y renovador que se hable hoy de monarquía y república como en los años treinta del último siglo del pasado milenio? En aquellos años fuerzas e intereses tradicionales, conservadores y dominantes apoyaban y se apoyaban en una monarquía con poderes y decir república quería decir libertad, justicia, modernidad.
     Hoy el monarca no tiene ni poder ejecutivo, ni legislativo ni judicial y cumple la función de representar a la Nación. Algunos considerarán más estable y prestigiosa esta función si es desempeñada por un monarca, otros, por el contrario encontrarán más encomiable una institución abierta a todos. Pero es un asunto menor ya que los problemas de convivencia, económicos, sociales se resuelven a través de los poderes del Estado.
¡Guauuuu..! Es de noche, serenidad y silencio. Fue tan solo un mal viento pasajero.

      La canción de Pablo y Cayo ¿qué será?

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