jueves, 10 de enero de 2013

LOS SURI Y LOS SHIWIAR


Cayendo la tarde, la TV ameniza a veces esas horas calladas que distan del ajetreo de la cena. En estos pueblos pequeños de por sí silenciosos, nos sumergimos e identificamos con facilidad en el vivir extraño de esas tribus, arrancadas de su ambiente etíope y de la amazonia ecuatorial, en este caso del programa “Perdidos en la ciudad”.
Choque de culturas: violenta manifestación del hedonismo de gentes de Marbella; el sin sentido de mostrar a los Suris un poderío vacío de valores. ¿Crecen en su sociedad esos anfitriones exhibiendo la falta de ética de su cotidiano vivir?.
Magnífica lección  las respuestas de las mujeres suris; las negativas y los interrogantes de los hombres, altos, de piel oscura y principios “primarios” llenos de sensatez y respeto. Ha merecido la pena conocer el alma de esa tribu que, adaptándose con educación a cada episodio programado, ha plasmado su sello de identidad con elevada calificación.
Pitanza en cuerpo-bandeja alquilado/, rechazo suri a esta “gracia”/, dignidad aplastada./ Desgastada ironía del lujo que se exhibe,/preludio de decadencia que marchita viaja/, flores de plástico en jarrones de plata/. Esto es lo mostrado a toda España. ¡Piensa!, torpe élite que así se calza.
Ejemplo sencillo al norte; la familia leonesa ha sabido llenar de vivencias educativas y de ocio  ejemplar esos días de recíproco entusiasmo. Para esta etnia Shiwiar, colocar ladrillos, bucear, descubrir que debajo del agua hay también vida; visitar museos, tirarse en paracaídas con la emoción de demostrar que un jefe nunca es cobarde y valorar la vida de los pájaros desde el aire;  conocer la catedral (“la casa grande de vuestro Dios, al cual no hemos visto por ninguna parte”), han sido entre otras, experiencias llenas de contenido para trasmitir a los suyos al regresar a su poblado.
Dos manifestaciones de intercambio cultural, de colores distintos pero de una gran riqueza interior. El programa tal vez sólo ha pretendido ser espectáculo, pero lo que ha conseguido ha sido algo muy importante: que nuestra civilización rompa los tabúes y pueda valorar al ser humano  como tal, lleno de un  gran mundo interior aunque se cobije entre árboles.
“Sueños realizados entre el temor y la aventura,/ risas compartidas/, asustadizo fluir del agua al abrir el grifo/, iluminada luz ante un clic a la pared pegado/, despertar en un amanecer lejano añorando/,sensación de amor perpetuado /, hermandad sin horizontes/, selva y España dándose a mano./
            

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