Estos días, amigo Chindas, la
prensa y sus variantes de información entristecen un poco más nuestras vidas.
Nuestra sociedad se amalgama con la ausencia de valores y desata su ignorancia
cívica en luchas de palabras vanas, en agresiones sin sentido, en
reivindicaciones personalizadas para reblandecer los cimientos afianzados desde
la niñez. ¿Dónde nos lleva este “progreso” vociferante, este resonar que en
todo el mundo se oye?.
¡Ay,
mi buen perro! tú poco conoces de estos vaivenes, de estos desatinos que antes
se enseñaba en las escuelas a no cometer. La libertad que da la falta de
avaricia, de ser uno más haciendo grupo solidario sin gritos, ayudando, es
tachada del horizonte social actual; pero no sigamos vapuleando nuestro corazón
y en esta página reflejemos con otra mirada
lo positivo que subyace en el color de los cristales de nuestro
sentir.
Cuando
en las manos de un niño ponemos una maquinita de juego, un móvil, un
entretenimiento que le aísla y nos deja “tranquilos”, su futuro se basa en
tierras movedizas y nosotros los padres les abocamos al desamor del tener sin
esfuerzo, a las adiciones. ¿Cómo ver con otros ojos esta realidad que presagia
una patria sin horizontes, una lontananza desequilibrada? Chindas, tú y yo aquí
sentados en el patio viendo la última mariposa que revolotea sobre una flor que
se marchita, de repente nos da esperanza. Un rayo de sol se posa en la
fragilidad de sus alas y un colorido espléndido se trasluce en nuestra admirada
criatura.
Insensato es el desaliento de la noche porque el día
arrebató su oscuridad. Sensato es el día porque sabe que la luz aparece cada
mañana aunque haya nubarrones en el cielo que vemos.
Me
viene a la mente aquel canto de infancia y quizá a alguno de los lectores les
evoca: El patio de mi casa es particular cuando llueve se moja como los demás,
agáchate y vuélvete a agachar... Juego, niñez sencilla en el corro de la
amistad, padres unidos velando estos recreos. Merienda campesina del pan y el
queso o chocolate.
Noticias
de los errores humanos nos rodean, pero tras ellas están nuestros hogares donde
la armonía son su razón de ser, donde cada gesto es una apertura a la vida en
equilibrio, una aportación a la sociedad para que no pierda la esperanza . Los
hechos que nos abruman en estos días de guerra, de emigración, de dolosas
promesas, de venganzas familiares..., se tornarán en aguas cristalinas de
sensatez y la luz se reflejará en ellas para bienestar de todos. Amanece a
pesar de los hechos noticiables del desaliento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario