Cómodamente sentados en el sillón de
casa, querido Chindas, miles de españoles seguimos el Debate, sí con
mayúsculas, porque los cuatro candidatos a la Presidencia del Gobierno estaban
ahí con la sana intención de jugar con las cartas boca arriba.
¡Cuántos proyectos de futuro!
¡cuántos reproches! ¡cuántas intenciones intencionadas! y ¡cuánta esperanza
derramada!
El buen porte de todos y esa higiene
que hacía resplandecer el plató, sosegaba las dudas y equilibraba el
desequilibrio de jornadas anteriores. Agresiva educación de alguno, serenidad
de convencimiento de otros, latidos fuera del pecho tratando de dirigir la
cuadriga a su terreno.
Sí Chindas, la política y el
cotidiano vivir se alían y a la vez se enfrentan, se estrechan la mano derecha
escondiendo la daga en la siniestra. Sin oposición del signo que sea, ésta
carecería de vigor, se tornaría mandona y el ¡porque sí! arrasaría las
ilusiones de la ciudadanía.
Vivir con la frente levantada, el
cuerpo erguido y las manos laborando es el horizonte que todos deseamos.
Iluminados por el resplandor de la
pantalla todo parece más fácil; entenderse sin acritud allana el camino de la
concordia y facilita la posibilidad de seguir unidos aportando cada uno sus
grandes o pequeñas ideas, para que se consolide la democracia y la unidad
nacional.
Han pasado dos días y las opiniones
periodísticas se visten de colores y pronósticos, el pueblo habla en silencio
para llegar a las urnas respondiendo al canto de sirena de su líder, con la
ilusión de levantar la copa de cava en el triunfo final.
Romper moldes, edificar sobre arenas
movedizas, plantar césped artificial y regarlo con la sensación de pisar sobre
un mundo nuevo lleno flores de plástico, porque el sol es antiguo y no se
necesita para dar vida a las plantas.
Intentar salir de la injusticia
social es loable, el darnos los buenos días con los vecinos es señal de
convivencia sin heridas, el estudiar para servir es digno de elogio y el
levantar el ánimo del enfermo con una asistencia digna es magnífico.
¿Dónde queda el dinero?, en el
abierto abanico de actividades políticas es necesaria la moneda de cambio, pero
mi querido Chindas, colocado éste en un lugar intermedio donde el egoísmo no le
lustre tanto, que “se paralice” en bolsillos particulares, quedando su brillo
opaco para los demás. Ya me entiendes.
Tiempo variable en las próximas
semanas, el ganador renovando o intentando renovar, tirando papeles usados,
limpiando por aquí y por allá los despachos, organizando la casa a su manera… y
el país a la expectativa.
Paraguas nuevos para legislatura
nueva, ilusión o desilusión en las filas de “mendigos” a sus puertas esperando
igualdad de oportunidades. El jarrón roto habrá que restaurarlo para dar la
imagen que conserva la belleza de lo antiguo, se dirá alguno.
Sin herir, educar; sin ofender,
educar en valores. Sólo tomando en serio la educación de base, se lograrán los
grandes objetivos de equilibrar España al completo.
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