Trastocada está la noche con su
silencio de estrellas. Espiritoso vacío en la copa de la decepción. Romances al
lado, de albores boreales. Trinos deteniendo el vuelo en las sombras rasantes
de su esperanza.
Trastocada está la noche…
Inusitado desencanto en fecha
señalada. El suelo pretendió tocar el cielo y las nubes detuvieron su
ascensión. Nubes coloreadas por el entusiasmo retórico de cohetes desprovistos
de fluorescencia que petaron su asiento en ellas. Anuncios de pirotecnia fumígena
con protocolo de colorido y explosión de júbilo. Fiesta sin credibilidad para
muchos, sin respuesta al tronío anunciado por otros tantos.
Trastocada está la noche…
Llega la mañana mostrando el
rostro sensato del día, el camino en compañía que facilita la ruta del
equilibrio; los árboles siguen siendo árboles con su trayectoria de oxigenar y
dar sombra, de mirar el horizonte desde la atalaya de sus ramas, protegiendo al
pajarillo que se posa en él e indicándole seguridad a su lado.
La luz, que tilda a la noche de
oscura, opaca y sectaria, tampoco es tal, tiene la grandiosidad de la
diferencia y el valor intrínseco del descanso y la belleza de las luminarias,
en días de serena atmósfera. El contraste está en el objetivo que cada una se
marca y la valoración que pretende empape de equilibrio el vivir cotidiano.
Rebrota el manantial en la
llanura refrescando los pies del caminante, arroyuelos a su paso le hablan del
buen camino que les espera si saben detenerse y limpiar sus aguas de malezas e
insidiosas miradas de soslayo que corrompen.
Viajero, con alma de peregrino,
sigue hacia adelante, contempla tus huellas mirando alguna vez hacia atrás y ve
si siguen la ruta correcta, pero no te detengas, aporta tu pisada “haciendo
camino” viable para los que te siguen.
Nueva etapa, sin revanchas ni
resabios de contraposición; esfuerzo conjunto por mantener la dignidad del
pueblo que ha hablado, pero que no es sordo a los ayes que desde la cuneta se
oyen. Unidad, respondiendo con generosidad, interés y esfuerzo por remar en una
misma dirección, salvando escollos juntos, apoyando nuestras manos en las
débiles que se no tienden a diario.
Trastocada está la noche, herida y fría. Paloma mensajera sin laurel en
el pico, aterriza, detén tu vuelo en la cabalgata que te llevará al arca de la
esperanza.
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