jueves, 27 de mayo de 2010

Educación básica

Hoy mi dueño me ha llevado a pasear por el Canal, dice que para educarme. El campo está precioso. La hierba, las margaritas y otras florecillas dominan el sendero. Yo le sigo, me enredo en sus pies, le muerdo el bajo de sus pantalones o tiro de los cordones de sus botas y algún tropiezo me ha hecho daño y una vez lancé un chillido al aplastar mi tierna pata con su bota.
- Tienes que aprender, me dijo, a saber jugar sin correr peligros.
Junto a la toja del Juncal nos paramos a descansar y comenzó a hablar de educación.
- Chindas, qué fácilmente vas a aprender a ser un buen perro, te bastará un poco de cariño, experimentar mucho y unas pequeñas normas. Qué complicado lo ponemos los humanos con el pacto educativo y el fracaso escolar.
Pero ¡Qué disparate! ¿Cómo se puede llegar al fracaso escolar? ¿No consiste la educación básica en dar posibilidades, abrir caminos? Pues se han creado etapas y cursos con objetivos a alcanzar que se han convertido para demasiados niños en una carrera de obstáculos rígida y dificultosa.
¡Ay Chindas, cuando se conseguirá que desaparezca el horroroso título de Graduado en ESO pues, si es una educación básica para todos ¿cómo puede haber una graduación? Al adolescente de 16 años se le habrán abierto muchos caminos y tal vez se le pueda ayudar a elegir el que desea seguir, pero todos tienen que tener el derecho a elegir el suyo que ahora sí ya será especial y podrá ser selectivo con objetivos mínimos a superar, con barreras y metas, con grados y graduaciones.
¿Te imaginas, Chindas, el baldón que sería para ti decirte que no tienes el graduado en la educación básica de perro? ¿Serías toda tu vida un subgénero de Perro?
Levantándonos emprendimos el regreso a casa mientras seguía perorando: sobre educación básica seguiremos reflexionando pero que te quede claro que los que crearon el graduado escolar no han podido graduarse en humanidad.