jueves, 26 de mayo de 2011

La muerte de Osama

Ni los hombres ni los perros somos rumiantes.

Además de otros manjares nos gustan las carnes. La colaboración en la caza creó las primeras manadas de cánidos y las primeras tribus humanas. Para favorecer el bienestar del grupo y de sus individuos surgieron normas de comportamiesnto interno y de defensa de competidores de otras especies y de otros gupos de su misma especie. Era necesario defender el espacio.
El comportamiento que tenemos lobos y perros se ha hecho instinto y con el aprendemos y nos adaptamos a situaciones complejas. El de los humanos es más complicado, evoluciona con el tiempo y las circunstancias y tiene una inteligencia que alimenta el progreso. También puede encontrar razones para justificar lo indefendible.

Los ciudadanos se han integrado en estados y han renunciado al uso de la violencia en manos de las instituciones de este estado. Para que esta no revierta injustamente sobre los ciudadanos se ha reglado el poder y la forma de intervención del estado a través de unas normativas que tienden a hacerse más aquilatadas cuando la búsqueda de eficacia hace que el uso de la fuerza reglada se aproxime al abuso.
De todas formas una de las cosas que espera y exige el ciudadano es que el estado le defienda de criminales en el interior y de los enemigos externos.
Hoy las cosas se complican, el enemigo exterior puede que no sea un estado sino organizaciones terroristas o criminales que actúan indistintamente en países múltiples y diversos. Es el caso de la organización u organizaciones inspiradas por Osama que pretenden a través del terror y de la muerte indiscriminada aún de gentes que dicen defender, provocar el advenimiento de la sociedad de sus fantasías doctrinales y el ocaso y desaparición de las sociedades consideradas enemigas.
Si Osama hubiese sido el general o el gobernante de un estado enemigo al que se hace la guerra, el bombardeo o asalto a sangre y fuego de su posible sede gubernamental, militar o residencial, hubiera cumplido lo que se considera acción de guerra normal por más desagradable que fuese el resultado. Estados Unidos, en este caso, se habría atenido a las normas militares de la guerra.
No ha sido así. Osama, en una posición ambigua de inspirador, ideólogo y promotor de acciones altamente criminales, vivía oculto en un estado amigo, fuera de la acción de la policía interior y sin el apoyo eficaz de policías amigas.
Estados Unidos, cuyos ciudadanos sufrieron crímenes horrendos provocados por el aliento de Osama y que están amenados de continuo, invocando el deber del estado de defensa de sus ciudadanos, no bombardeó el refugio de Osama, lo que hubiese provocado la muerte de los que residían en él, sino qu envió un comando que acabó eliminando a Osamas y tres allegados.
La gran mayoría de los americanos se han alegrado por la liquidación del dirigente terrorista enemigo. Los riesgos eran muchos: que el comando fuera interceptado por las fuerzas de Paquistán, que el refugio de Osama fuera un recinto bien defendido. Se podía permitir la práctica militar de objetivo cumplido con el mínimo riesgo.
Otros consideran, por el contrario, la acción del comando como una acción policial que busca al criminal en su guarida y que debe ponerlo a disposición de la justicia a no ser que deforma suficientemente clara la policía corra grave risgo. Además se le reproha que la acción era ilegítima al no dar aviso ni obtener la aprobación del país soberano en cuyo territorio actuó el comando.
Dos posiciones bien definidas: la de quienes creen que el Estado americano defendió a sus ciudadanos como era su obligación y la de quienes opinan que esa defensa debe hacerse de acuerdo con las normas establecidas y que aquí se quebraron, lo que pone en peligro los derechos humanos como ha acontecido con un Guantánamo no sujeto a normas.
¿Sería, tel vez, necesario que la comunidad internacional aquilate sus normas de modo que sea realizable una acción eficaz contra el crimen terrorista y garantice los derechos humanos?

No tenemos el aparato digestivo de los rumiantes pero no está mal que nuestra cabeza reflexione con detención. Los juicios apresurados producen malas digestiones.

jueves, 19 de mayo de 2011

Beato

Beato Juan Pablo
El viento es fuerte y racheado y hace que los campos con las mieses espigadas y las leguminosas en flor ondulen cambiando las tonalidades en esta caída de la tarde soleada. Descendemos por un ribazo plagado de hierbas. No se ve la tierra, parece que caminamos sobre un mar verde pero superficial ya que no nos hundimos. Magnífico espectáculo natural.

Para espectáculo el que nos proporcionó, hace ya unos días, la beatificación del papa Juan Pablo II. El marco, la basílica de San Pedro y la plaza del Vaticano, inigualable. El estrado preparado para la ocasión, grandioso. La ceremonia pausada. Las lecturas bien recitadas. Los cantos religiosos con el tono, el ritmo y la unción adecuados. Y con este riguroso ceremonial, producto de siglos de experiencia, el calor y la euforia de la muy numerosa concurrencia.
Tanta hermosura tenía sus peros: Olía a vestimentas y rituales del pasado, olía a rancio. El poder eclesiástico allí presente, nos mostraba una pesada y pasada gerontocracia, el poder de los viejos, pero que muy viejos. Tanto cardenal, tanto obispo, tanto prelado, todos varones, daba la imagen de una iglesia misógina en que el papel de la mujer se reduce a la feligresía.
En esta bella celebración se proclamó beato al papa fallecido hace tan solo seis años, es decir se le proponía como ejemplo y modelo a imitar por los fieles católicos y al mismo tiempo como digno de veneración y que puede interceder ante Dios por quienes le invocan.
La presencia de la jeraquía, la multitud que acompañó el acto y el enorme eco mundial que suscitó, evidencian que esta proclamación de santidad ha llenado de gozo a amplios sectores de la iglesia católica. Otros han mostrado sus reticencias al considerar que en el nuevo beato se quiere resaltar la fuerza del centralismo vaticano, los mecanismos y órganos del poder jerárquico y el aminoramiento, si no la condena del cristianismo de base que proclama las bienaventuranzas de los pobres, de los afligidos de los perseguidos por su amor a la justicia...Vamos que se preguntan, por ejemplo, qué se espera para la beatificación del obispo del Salvador, Mons. Romero, el pastor que dio su vida por sus ovejas.
¿Existen dos catolicismos, uno el de la jerarquía y sus acólitos, otro el de base y en medio muchos fieles desorientados que se retraen y hasta abandonan la práctica y la creencia religiosa?
Es costatable, que el hombre es limitado, que comete errores y está lleno de defectos en todos los aspectos de su polifacético ser, también en el religioso. Los santos tienen defectos, tienen límites, no son perfectos. Es posible que por ello el beato Juan Pablo no sea el santo de devoción de muchos porque su sincera fe y su actuación llena de amor, la vivió en la tradición polaca de la fuerza de la religión resistente a la adversidad guiada por la mano firme de sus obispos. Tampoco los cristianos de base están libres de defectos.
Sólo en la creencia y vuelta al mensaje del evangelio ambos sectores pueden encontrarse.
Tal vez es el momento de invocar la intercesión del nuevo beato para una vivencia auténtica del evangelio, ya que su intercesión estará corregida de sus defectos terrrestres, y no es de imaginar que en el paraíso se mantengan las cabezonadas de aquí.
Que nos retire las telarañas y podamos tener la satisfacción de una ceremonia sencilla en medio de su pueblo de la beatificación del obispo mártir, Romero. Sería el más bello espectáculo de una iglesia plural y santa que ya es evidente que es pecadora.

martes, 17 de mayo de 2011

Roderas

En el mes de Abril y en estos días de Mayo ha llovido, ha hecho calor y el campo está exuberante. Por la parte derecha del canal, margen de las tojas, el camino se ha llenado de hierba, de flores, de cardos, de maleza, también el centro del camino, así que mi socio sigue las roderas derecha o izquierda, mientras a mí me gusta aproximarme al canal o recorrer las tierras aledañas al mismo.


En los caminos de la política también hay roderas transitadas, derecha e izquierda y algunos otros senderillos marginales y como la mayoría pasa por ellos, estos senderos, cada vez más trillados, parecen el cauce adecuado para la actividad política.
A estas roderas hasta les dan el nombre de ideologías: capitalismo o socialismo, conservadurismo o progresismo etc. Casi siempre reflejan posiciones enfrentadas, básicamente duales, maniqueas y si la mía es la buena a la otra que le den...
Algunos pueden sentirse en estos momentos electorales incómodos en su rodera y saltan la mediana, otros prefieren quedarse en casa, pero los más, ya con paso alegre y marcial, o con un andar triste y cansino acudirán a las urnas por su rodera.
Me habla mi socio, y creo que está hecho un lío. En primer lugar le aterran los ismos, que dice que consagran posiciones maniqueas, ya se hable de cristianismo o budismo, de realismo o cubismo y por supuesto de conservadurismo o progresismo.
Sigue diciendo que la rodera de la derecha le defrauda porque no es suficientemente conservadora. Con todos sus defectos hemos recibido una herencia de nuestros antepasados que tenemos que disfrutar y legar a las nuevas generaciones: El valor del individuo, de la persona, de su iniciativa, el valor de la honradez, el gusto por la belleza y la armonía, por la libertad, el premio al esfuerzo, la dignidad en la adversidad y la pobreza, el señorío y la buena educación y, para el creyente, el sentido de la trascendencia y de la hermandad de los hijos de Dios. En una palabra los valores de la cultura clásica y cristiana eliminando los contravalores que sin duda ha tenido y tiene.
Tampoco la actual rodera de la izquierda le satisface porque dice que no es suficientemente social. El individuo se convierte en persona cuando está integrado de estómago, corazón y mente con los demás individuos formando sociedad. Juntos hay que vivir, avanzar, evolucionar, inventar, transformar y tranformarse. Y una sociedad con castas y clases, con estómagos hambrientos y repletos, con sujetos despreciados y mimados, con miembros de la misma sin oportunidades educativas y otros elitistas, con enfermos y necesitados sin atención y otros rebosantes de medios, es inadmisible. Sin duda para conseguir una sociedad justa es necesario luchar contra esto... pero mucho màs necesario es luchar por..., ya que la eterna contra, posición maniquea, puede arrasar conquistas positivas.

¿Qué hará mi socio? Me tiene deconcertado, está deconcertado. Hemos salido de la sirga del canal y nos hemos metido en un trigal ya espigado. La planta es tan alta que me cubre y he tenido que acercarme a él para seguir su rumbo. Campo de trigo, vida, producto de las tradiciones agrarias y de las tecnologías que avanzan y no las roderas, tan holladas, tan muertas.

domingo, 15 de mayo de 2011

AVERIA EN BLOGGER

Debido a la averia que ha sufrido Bloger durante dos días de la semana pasada, el post del jueves se ha retrasado hasta hoy.
Como dice un buen amugo de mi socio: "el día que la informática funcione va  a ser la ...."

El espíritu Mou

Nuestras salidas al campo suelen ser al caer la tarde para volver a casa con el sol ya metido. Esas dos horas de carreras mías por las tierras tienen un sabor especial, cambiante por la luz, el color, los sonidos... En estos lugares apartados llegan las competiciones futboleras y mi socio me hace volver antes, yo me resisto pero..., el Barsa y el R. Madrid, esperan en la tele.


Este año la rivalidad de los dos equipos tienen un nuevo aliciente, el espíritu Mou, sí el espíritu inconfundible del entrenador del Real Madrid. Concibe su actuación como la del derecho de una lucha total, tanto en el campo de juego como en su relación con los medios de comunicación. En el partido hay que destruir al adversario, tal vez porque advierte que la labor destructora es más fácil y eficiente, y con buenos actores, ha de resultar. Destruido el hacer del rival, alguna ocasión habrá en que sus multimillonarios jugadores consigan la meta del gol. Esta labor se acaba en el momento en que termina el partido o se prolonga en una lucha dialéctica implacable, en la que fustiga a los dos equipos, a sus entrenadores, a los árbitros y hasta a sus propios directivos si no le apoyan en su actuación.
Deportivamente ha tenido éxito llevando en pocos años al triunfo europeo a equipos portugueses, ingleses, italianos..., pero tal vez la tensión que genera es insostenible, de ahí su poca duración como entrenador en esos equipos a pesar de sus triunfos.
Sin embargo en ese tiempo consigue amplio apoya en directivos, jugadores y afición ya que hombres y lobos, aunque algo domesticados en el trascurso de los tiempos han formado grupos enfrentados en su lucha por la vida.
Bueno, el deporte es un juego al menos para los aficionados, no para jugadores profesionalizados, que del resultado de estos enfrentamientos dependen sus ganancias y posibilidades de fama, poder y seducción.
Más preocupante es cuando el espíritu Mou de destruir, que genera total dialéctica, se lleva a otros campos, como la política, en que la convivencia ciudadana necesita de la cooperación del grupo para conseguir objetivos, sociales, culturales, y sustituye la colaboración y la crítica constructiva, por la demonización del adversario. La confrontación no ayuda nunca, menos en situación de crisis.
Esta situación estresante promovida por los líderes políticos están generando dos consecuencias lamentables, una las que siguen los aficionados emocionales compulsivos y otra los que se toman a chirigota y se rien de la dialéctica partidista o pasan, simplemente.
La reación pasa de querer barrer a dirigentes insensatos, modificar la ley de los partidos y al menos mantener una crítica racional y justa. Tal vez, algún día. No renunciemos a la esperanza.

Ya han pasado los cuatro encuentros y volvemos a nuestras andanzas más relajados. Hoy veníamos comentando el sobreseimiento judicial de Marta Dominguez, en el tema de su dopaje. ¡qué fácil es dar aquiesciencia a actitudes destructivas! En nuestros diálogos llegamos a dar por probable que la campeona, en su última época, se pudo ayudar de sustancias prohibidas. Nos sentimos avergonzados y deseamos que sus méritos deportivos brillen con plenitud de nuevo.