jueves, 22 de mayo de 2014

ELECCIONES EUROPEAS

       Querido jueves: pasa la semana y tanto Chindas como yo vamos haciendo la gráfica de cuántos nos seguís. Gracias por mirar "con otra mirada" los acontecimientos o el sentir de nuestras cabezas.            
El día que el calendario nos dedica se viste de ilusión al abrir el ordenador y ver reflejadas nuestras letras poseídas de ojos amables y complacientes. Sabemos que es un signo de amistad e inteligencia vuestra, porque la distancia, tan elástica ella, se reduce y amolda hasta dar forma a la forma del sentimiento compartido.
Los medios en estos días golpean nuestra frente intentando meter gol en la portería de alguno de los partidos que insisten en ser los mejores para ganar; como siempre mi buen perro sigue mi musitar y aunque parece no prestar atención a la ya cotidiana contienda de "y tu peor", sí apoya los deseos del noventa y nueve por ciento de los electores (el uno por ciento restante son los "interesados" en ponernos las gafas de color) y más o menos dicen así:
Limpio quiero el agua para beber. Claridad en el manantial que en las montañas anida y su vuelo llega a los desnudos lechos de ríos y fuentes.
Dominar ¡ay! sin prepotencia es ver su rostro en el espejo del agua, que pierde sueño intentando parar el desafío de correr en los campos espigados quebrando las cañas débiles, quedando sin futuro su mirada al infinito. 
Señores encapados con Europa en su tejido, mírense también en ese río y no duden que mil añicos puede hacerse esa figura reflejada con solo lanzar sobre ella un rayo de luna y volver a ser nada en el panorama social por servirse y no servir, por bailar sobre las losas que quebrantan la espalda del que debilita su mano, tendida cada día, sin esperanza de ser útil su habilidad y cansada de no alimentar la vida.
Parlamentarios europeos, artífices del musical que puede relajar e impulsar a soñar con horizontes de libertad en el vivir acomodado de la justicia social, en el trabajo de todos en sus múltiples oficios, equilibrio y bienestar( palabras sabias) que sólo los honestos entienden y propagan.
Analicen en qué grupo están y tómense en serio elevar la dignidad.
Chindas, seguro que nosotros no celebraremos nada ese día 25, serán los acontecimientos que están por venir los que alegrarán o penarán tus ladridos de la noche y mis esperanzas.
Jueves amigo, con nuestros mejores deseos dejamos en tu mesa la reflexión de este día, esperando que para el próximo nos fundamos en un abrazo.

jueves, 15 de mayo de 2014

MEMORIA DESMEMORIADA

       
         Chindas, aquí estamos de nuevo tú y yo mirando a las musarañas y entre ensoñaciones plasmar en este blog esas idas y venidas de la mente que se empeñan en adornar los pensamientos.
Tirando a un gris azulado la memoria desmemoriada se asemeja al humo que sale por las chimeneas de nuestro pueblo que a veces se evade hasta la lontananza del cielo y otras se revuelca en los tejados como gato tripa arriba ignorando el porqué de ese placer. Recordar oteando bolsillos, carpetas, cajones y ese sinfín de escondites que el pensamiento cree tener a mano para evocarlo sin el desasosiego del olvido.
No entramos en la enfermedad que causa estragos en la mente porque es difícil embellecer con encanto poético tal situación, nos acercamos más bien a esa situación casi cómica de la amnesia ocasional que en una edad determinada (media) se manifiesta para socarronería de los próximos.
Quemé las lentejas ¡me olvidé apagar el fuego!, Chindas tendrás que comerlas o las escondes entre la hierba para no delatarme... ¡Uf! ahora no encuentro la agenda, ¡qué catástrofe no sé lo que tengo que hacer hoy! vaya día, tengo la cabeza...¿dónde?
Amanecen los días determinando el color de las flores, la prisa del agua del arroyo, las tormentas de la tarde que presagian dolor en los campos. Olvidan el retorno algunas aves y el vacío de sus nidos desperdigan sus pajas entre las alas del viento. Mente quebradiza a intervalos por acumulados quehaceres en macetas agrupados.
Soledades entre cañas de espigas incipientes, parpadeo de la risa jugando al escondite de las palabras. Desazón vestida de aroma; savia de actividad plena que deambula en la noche queriendo que el alba se adelante. Olvido, poesía del silencio en el cántico litúrgico de la vida que apresa las horas activas, creativas y ociosas con el único objetivo de hacerlas deseables.
Memoria desmemoriada de nuevo acicalando el esfuerzo de hacer presente el presente ido.

jueves, 8 de mayo de 2014

Donde menos se piensa, salta la liebre

Viniendo del paseo cotidiano me viene preguntando mi socio que, de saltar una liebre, ¿dónde saltaría? Respondiéndose jocoso que en mi cabeza, pues donde menos se piensa salta la liebre. Y todo porque, a pocos metros de mí, saltó esta tarde una sin que con el olfato, la vista o la intuición la detectara.
Pero está claro que no pueden los hombres reírse de nosotros cuando les saltó la liebre de la crisis sin que la vieran venir, y mira que atufaba, y hoy campa a sus anchas sin que le den caza.
En un exceso de optimismo, empresas y familias se endeudaban, el dinero circulaba y se vivía de hipotéticas ganancias a diez, veinte, treinta o cuarenta años. Cuando se hizo evidente que los plazos de amortización eran impagables, el miedo se apoderó de los actores económicos y comenzaron las quiebras bancarias, empresariales y familiares; y hasta hubo gobernantes que no creyeron que hubiera una crisis, a lo más un tropezón coyuntural fácilmente superable.
Mas la dinámica había cambiado, del optimismo se había pasado al más profundo pesimismo. Si no se podían pagar las deudas ni se podía recurrir a nuevos préstamos se imponía el recorte en el gasto, en el empleo y en el consumo y, con todo ello, una contracción en la producción.
Había saltado un nuevo gazapo: la ley del péndulo, a un exceso en el gasto le siguió el exceso del uso y abuso de los recortes.
No se quedó en un punto de equilibrio, se impusieron medidas brutales de contracción en el empleo, en los servicios básicos de sanidad y educación, se paralizó la investigación y, en consecuencia, disminuyó el consumo, la producción y la actividad económica, lo que provocó la disminución de los ingresos del Estado; por lo que corregir el déficit se hacía más difícil y aumentaba el paro, la pobreza y el sufrimiento de los más débiles.
Y esto sucedía (y sucede) en una Europa, en especial la del euro en que los países del sur tenían más problemas, tal vez porque abusaron más del endeudamiento en la época de las vacas gordas. Y como Europa es una unión de Estados, son sus dirigentes los que deciden en último término, no la Comisión ni el Parlamento. Estos gobernantes han impuesto unos objetivos de déficit inalcanzables para los débiles sin hundir su economía real.
Y aquí estamos ante unas elecciones europeas importantes para conocer el estado de ánimo y la voluntad de los votantes, pero de corto alcance en las decisiones claves, y los ciudadanos lo sienten.
En la Unión, serán los jefes de gobierno o de estado quienes tomarán las decisiones; y si estas no son las adecuadas, no sólo los países del sur pagarán el pato.
Puede saltar la liebre y ojalá que no sea donde menos se piensa, como hasta ahora, que parece que los dirigentes son incapaces de olfatear a tiempo los problemas y orientarse en la buena dirección.

jueves, 1 de mayo de 2014

Cero cualificación

Con mi "socio"
La tarde es larga. Hay nubes pero no llueve. La temperatura es agradable. El campo goza de un verde intenso y fresco. Salgo con mi socio, él a caminar, yo a corretear. Parece que el paseo nos estimula y a la vuelta la conversación es ardorosa y larga.
Provocador, mi socio afirma que no me gano el salario, que un conejo en las lindes del canal se ha reído de mí delante de mis narices, y que una banda de pesadas avutardas han estado tranquilamente en un sembrado en las lomas de Cabañas y ni siquiera las he visto hasta que han levantado el vuelo. Vamos, que no sirvo ni como rastreador, menos como cazador y ni siquiera como mal acompañante. Mas ¿qué se puede esperar de un perro pastor que no ha aprobado los cursos básicos de aprendizaje canino quedando con cero cualificación?
Bien sé por dónde se anda, que viene rumiando el mismo tema desde las declaraciones de la presidenta del Círculo de Empresarios en las que afirmaba hay que al menos un millón de personas con cero cualificación a quienes las empresas están obligadas a pagar el salario mínimo "aunque no valgan para nada".
Le sigo la corriente en lo de que no es lo adecuado exigir a esta señora que pida perdón por haber ofendido a tantos ya que los despropósitos y sandeces solamente ofenden a quien los pronuncia. Todo empresario sabe que si necesita una máquina deberá cubrir su coste de fabricación y mantenimiento, y si necesita un trabajador sin cualificar deberá pagar el valor fijado por la comunidad  como salario mínimo para garantizar su alimento, vestido, cobijo y todo aquello que le aproxima a una dignidad de vida acorde con el lugar y tiempo en que vive.
En el Círculo de Empresarios pueden constatar que no hay uno sino varios millones de puestos laborales en el transporte, en la hostelería, en los bares, en la atención a los dependientes, en las cadenas de producción, en el campo... Saben también que una población de ingresos seguros y no reducidos accederá a los bienes y servicios producidos por las empresas y que unos salarios miserables producen más cierres que los salarios dignos.
Sólo los empresarios que no ven más allá de sus narices, o que tienen el cerebro paralizado por un torpe egoísmo, creen que a costes salariales bajos, faltriquera llena y que, al menos, los costes de su empresa vayan a la baja y que los demás vayan al alza. ¿Por qué no piensan lo mismo de la tecnología que cuanto menos gasten ellos y más los demás mejor les irá?
Cierto que es necesario un buen nivel de conocimientos para trabajos especializados, de ahí los títulos que garantizan la capacidad para el puesto de trabajo.
Hasta hoy en ningún país se exige el título para ser empresario empleador que garantice también la calidad y seguridad en una actividad tan importante para las personas que de él dependen. Extraño que nadie lo sugiera.
Me dice mi socio que menos mal, porque la señora presidenta del Círculo y el conjunto de quienes apoyen su idea sobre los salarios nunca hubiesen obtenido el título por su cero cualificación en el tema.
Aunque la raíz de estos despropósitos está en la concepción de la enseñanza básica que implanta unas materias y unos niveles que actúan como vallas a salvar, consiguiendo dejar a millares de jóvenes eliminados de toda posibilidad de aprendizaje profesional.
Esta etapa, por el contrario, debería ser una actividad que abra puertas, que ayude, no que coarte, es decir, que prepare como personas, como ciudadanos y como trabajadores, por este orden. Que la calidad no se consigue poniendo barreras, fijando niveles y dando o negando un título, sino con el esfuerzo de la comunidad, el propio trabajo e ilusión de los muchachos, con la calidad de los docentes y con los medios materiales adecuados.

No puede haber fracaso en la etapa básica. La vida les espera a todos con puertas abiertas, a cada uno de acuerdo con sus aspiraciones y posibilidades. Podrá haber a partir de aquí fracasos en las actividades y trabajo a los que se aspira, pero siempre deben quedar opciones y oportunidades. Un salario por debajo del mínimo no lo es ni en Palencia ni en Bangladesh, y si hay empresarios que aspiran a eso, su cualificación como tales es cero para los intereses del conjunto de los ciudadanos.