jueves, 1 de mayo de 2014

Cero cualificación

Con mi "socio"
La tarde es larga. Hay nubes pero no llueve. La temperatura es agradable. El campo goza de un verde intenso y fresco. Salgo con mi socio, él a caminar, yo a corretear. Parece que el paseo nos estimula y a la vuelta la conversación es ardorosa y larga.
Provocador, mi socio afirma que no me gano el salario, que un conejo en las lindes del canal se ha reído de mí delante de mis narices, y que una banda de pesadas avutardas han estado tranquilamente en un sembrado en las lomas de Cabañas y ni siquiera las he visto hasta que han levantado el vuelo. Vamos, que no sirvo ni como rastreador, menos como cazador y ni siquiera como mal acompañante. Mas ¿qué se puede esperar de un perro pastor que no ha aprobado los cursos básicos de aprendizaje canino quedando con cero cualificación?
Bien sé por dónde se anda, que viene rumiando el mismo tema desde las declaraciones de la presidenta del Círculo de Empresarios en las que afirmaba hay que al menos un millón de personas con cero cualificación a quienes las empresas están obligadas a pagar el salario mínimo "aunque no valgan para nada".
Le sigo la corriente en lo de que no es lo adecuado exigir a esta señora que pida perdón por haber ofendido a tantos ya que los despropósitos y sandeces solamente ofenden a quien los pronuncia. Todo empresario sabe que si necesita una máquina deberá cubrir su coste de fabricación y mantenimiento, y si necesita un trabajador sin cualificar deberá pagar el valor fijado por la comunidad  como salario mínimo para garantizar su alimento, vestido, cobijo y todo aquello que le aproxima a una dignidad de vida acorde con el lugar y tiempo en que vive.
En el Círculo de Empresarios pueden constatar que no hay uno sino varios millones de puestos laborales en el transporte, en la hostelería, en los bares, en la atención a los dependientes, en las cadenas de producción, en el campo... Saben también que una población de ingresos seguros y no reducidos accederá a los bienes y servicios producidos por las empresas y que unos salarios miserables producen más cierres que los salarios dignos.
Sólo los empresarios que no ven más allá de sus narices, o que tienen el cerebro paralizado por un torpe egoísmo, creen que a costes salariales bajos, faltriquera llena y que, al menos, los costes de su empresa vayan a la baja y que los demás vayan al alza. ¿Por qué no piensan lo mismo de la tecnología que cuanto menos gasten ellos y más los demás mejor les irá?
Cierto que es necesario un buen nivel de conocimientos para trabajos especializados, de ahí los títulos que garantizan la capacidad para el puesto de trabajo.
Hasta hoy en ningún país se exige el título para ser empresario empleador que garantice también la calidad y seguridad en una actividad tan importante para las personas que de él dependen. Extraño que nadie lo sugiera.
Me dice mi socio que menos mal, porque la señora presidenta del Círculo y el conjunto de quienes apoyen su idea sobre los salarios nunca hubiesen obtenido el título por su cero cualificación en el tema.
Aunque la raíz de estos despropósitos está en la concepción de la enseñanza básica que implanta unas materias y unos niveles que actúan como vallas a salvar, consiguiendo dejar a millares de jóvenes eliminados de toda posibilidad de aprendizaje profesional.
Esta etapa, por el contrario, debería ser una actividad que abra puertas, que ayude, no que coarte, es decir, que prepare como personas, como ciudadanos y como trabajadores, por este orden. Que la calidad no se consigue poniendo barreras, fijando niveles y dando o negando un título, sino con el esfuerzo de la comunidad, el propio trabajo e ilusión de los muchachos, con la calidad de los docentes y con los medios materiales adecuados.

No puede haber fracaso en la etapa básica. La vida les espera a todos con puertas abiertas, a cada uno de acuerdo con sus aspiraciones y posibilidades. Podrá haber a partir de aquí fracasos en las actividades y trabajo a los que se aspira, pero siempre deben quedar opciones y oportunidades. Un salario por debajo del mínimo no lo es ni en Palencia ni en Bangladesh, y si hay empresarios que aspiran a eso, su cualificación como tales es cero para los intereses del conjunto de los ciudadanos.    

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