jueves, 24 de abril de 2014

Hoy canta el reencuentro

 
    Es la primera mariposa que veo en estas fechas y ahí está besando con delicadeza a una flor que luce sus galas sobre el tiesto que pende de las rejas del patio. Pasea el sol sus rayos salpicando de luz el tenue aleteo de la sonrisa del aire.
Pasó la semana de gozos y calvarios de fechas repetidas año tras año y siglo tras siglo. Las calles volvieron a tocar la alegría de pasos ligeros, de prisas sin ritmo que aportan serenidad. Fuerzan los deseos de paz y amistad cual abanico de colores, estas vacaciones que relajan y aspiran a llenar los pulmones del oxígeno que da la libertad.
Reencuentro de ida y vuelta, hogar en hogares repartido. Tamarindo jadeando en la plaza de la Iglesia queriendo remontar el vuelo; sus ramas se balancean excitadas intentando hacer subir un palmo las raíces para respirar el aroma de la tarde soleada desde el seno de la tierra.
Ventanas llenas de luminosidad, ladridos tuyos, Chindas, pidiendo salir al campo, a encontrarte también con los amigos atados de la ciudad que acompañan a sus amos en este paseo de murmullos de agua, de brisas campesinas que silencian los motores de los atascos y la algarabía de las prisas.
Campos robando a la paleta del pintor su verde esmeralda, terrenos sin cultivo llenos ocres oscurecidos por la lluvia del otro día, dan al conjunto, la belleza sin parangón del término belleza. Cantares abrazados al recuerdo de la infancia compartida, al buen tiempo que acompaña su estancia, a los comentarios jocosos que arrancan risas o carcajadas en plena calle. Sencillez en el ambiente y alegría en el corazón. Miradas entrecruzadas de relevante plenitud.
Ventanas abiertas de par en par, aleluyas en las fachadas.

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