Chindas, quiero que hoy
participes de este pensamiento mío que ofrezco a nuestros lectores. Serenidad
ante todo; reflexión gozosa.
Juvenil carcajada en la calle se
oye en tertulia de amistad cuando termina la tarde. Risas de niños, sonrisas de
mayores viviendo el plácido decaer del día.
Camina el anciano con un saco de
achaques al hombro viendo jugar a su alrededor a la infancia y adolescencia. Se
apesadumbra el primero de sus dolencias y de la brevedad del trayecto andado a
pesar de los años sumados. En los balcones
aún hay flores de colores.
Sin saber por qué observa ese
camino que tiene por delante, hay rodaderas, pisadas gastadas, alguien le antecede
en su paseo, ahora sus pasos se hunden
en esas huellas. Piensa.
Ayer la bonanza apresuraba el
paso, hoy tímidamente una emoción extraña le sale del alma. Es la hora del
adiós a un amigo, no acaba de hacerse a la idea, primero le amputaron una
pierna, luego… Piensa.
La vida sigue y la afianzamos en
los que ríen. España es así, amenazan con amputar su autonomía los catalanes, saben que un
bastón no tiene la misma firmeza, que las prótesis nunca sustituyen al cien por
cien el caminar seguro; el todo desgarrado es eso, el individualismo que
pretende imperar sobre la colectividad.
Yo me pregunto, si ese afán de
protagonismo independiente, de secesión, responde a una dolencia física
irreparable o es más bien el orgullo de un pie mal calzado. Amigos míos, ¿qué
opinan al respecto? Ricos ellos, suficientes y a la vez necesitados ¡qué paradoja!
Cuando el barco hace agua todos
queremos ser los primeros en ponernos a salvo, empujamos y lo que haga falta
con tal de ganar en firmeza y seguridad, pero en este caso unos pocos son los
que con su “liderazgo” pretenden salvar su tripulación y hundir la unidad
nacional, orgullo prioritario de todo bien nacido en este nuestro estado.
La risa que pisa el camino
vencerá a pesar del triste caminar inválido, porque por encima de su dificultad
están los ideales de los jóvenes y el porvenir de los niños; el dinero que hoy
mueve sus intereses es muy inferior en valores que el amor que une a las
familias y éstas son la base de una sociedad que saldrá adelante con el ánimo
valiente y decidido a llegar hermanados y en paz a tierra firme.
Chindas, ¿entiendes algo de todo
esto? No temas por nosotros los rústicos de estos lares, porque seguimos fieles
a los principios de igualdad y solidaridad y con nuestra risa salvaremos a
España aunque ande, por deseo de unos pocos jugando a la pata coja.