jueves, 27 de septiembre de 2012

LA RISA QUE PISA EL CAMINO


Chindas, quiero que hoy participes de este pensamiento mío que ofrezco a nuestros lectores. Serenidad ante todo; reflexión gozosa.
Juvenil carcajada en la calle se oye en tertulia de amistad cuando termina la tarde. Risas de niños, sonrisas de mayores viviendo el plácido decaer del día.
Camina el anciano con un saco de achaques al hombro viendo jugar a su alrededor a la infancia y adolescencia. Se apesadumbra el primero de sus dolencias y de la brevedad del trayecto andado a pesar de los años sumados. En los balcones  aún hay flores de colores.
Sin saber por qué observa ese camino que tiene por delante, hay rodaderas, pisadas gastadas, alguien le antecede en su paseo,  ahora sus pasos se hunden en esas huellas. Piensa.
Ayer la bonanza apresuraba el paso, hoy tímidamente una emoción extraña le sale del alma. Es la hora del adiós a un amigo, no acaba de hacerse a la idea, primero le amputaron una pierna, luego… Piensa.
La vida sigue y la afianzamos en los que ríen. España es así, amenazan con amputar  su autonomía los catalanes, saben que un bastón no tiene la misma firmeza, que las prótesis nunca sustituyen al cien por cien el caminar seguro; el todo desgarrado es eso, el individualismo que pretende imperar sobre la colectividad.  
Yo me pregunto, si ese afán de protagonismo independiente, de secesión, responde a una dolencia física irreparable o es más bien el orgullo de un pie mal calzado. Amigos míos, ¿qué opinan al respecto? Ricos ellos, suficientes y a la vez necesitados  ¡qué paradoja!
Cuando el barco hace agua todos queremos ser los primeros en ponernos a salvo, empujamos y lo que haga falta con tal de ganar en firmeza y seguridad, pero en este caso unos pocos son los que con su “liderazgo” pretenden salvar su tripulación y hundir la unidad nacional, orgullo prioritario de todo bien nacido en este nuestro estado.
La risa que pisa el camino vencerá a pesar del triste caminar inválido, porque por encima de su dificultad están los ideales de los jóvenes y el porvenir de los niños; el dinero que hoy mueve sus intereses es muy inferior en valores que el amor que une a las familias y éstas son la base de una sociedad que saldrá adelante con el ánimo valiente y decidido a llegar hermanados y en paz a tierra firme.
Chindas, ¿entiendes algo de todo esto? No temas por nosotros los rústicos de estos lares, porque seguimos fieles a los principios de igualdad y solidaridad y con nuestra risa salvaremos a España aunque ande, por deseo de unos pocos jugando a la pata coja.

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