jueves, 22 de diciembre de 2016

UN RATONCILLO EN EL BELÉN

Con su hociquito rosado y ojos azabache cual cabeza de alfiler, un ratoncillo de unos tres centímetros se asoma tras una silla, casi de su tamaño, dentro de la casa de Nazaret en el belén de Requena.
Esta figura viviente y juguetona pone una nota de dulzura a la escena. Si San Francisco le ha empujado a salir, no lo sé, pero quizá le ha hecho sonreír, recordando aquél lejano nacimiento con protagonistas vivos que él organizaba.
Este año, una vez más, la parroquia se muestra plena de presencias locales, en el belén no en el templo. Cara de fiesta en los rostros, poses sencillas; cabeza cubierta “a la antigua usanza” con la mantilla de domingos las mujeres y los varones contemplando el paso de éstas hacia el Portal. Procesión religiosa y coqueta, fe y tradición en soporte acartonado.
El agua de la fuente burbujea cantando su villancico anual. Sonidos estrellados en el mundanal ruido de la Navidad que chocan con el silencio rural. El amanecer de la Misa del gallo, con su poética y entrañable enhorabuena, ha quedado en el olvido y esa ausencia de voces infantiles y de adultos en el coro rompe en mil pedazos la Nochebuena.
Este pequeño duende, jugando al escondite con inocente agilidad, nos hace retomar el entusiasmo de los días mágicos y felices del pasado. Aparece y desaparece con tal agilidad que sólo su rabillo alargado y juguetón nos indica por donde está. El taller de San José es ahora su centro de observación, entre las virutas se siente protegido y creyendo que no le vemos, hace arrumacos al Niño que está mirando entusiasmado su presencia.
La puerta renovada de la iglesia acoge el Misterio. V Centenario de unos muros, albergue de oraciones, sosiego del alma; pastores con cayado y zurrón fueron testigos, también en Requena, del anuncio del ángel cuando cantaban al adorar al Niño.
Campana sobre campana… Pero mira como beben los peces en el río… Soy un pobre pastorcito que ha venido de…. En un pobre pesebre nació el buen Jesusín ¡pobrín, pobrín!...Noche de Dios, noche de paz.
PAZ en el mundo gritan las bombas forzadas a destruir. PAZ piden los pies descalzos de los que huyen de su país en días como estos. PAZ y alegría repiten las luces de neón decorando las calles. PAZ en los hogares del dolor y la rabia. PAZ en el corazón humano deseamos al deshumanizado corazón de los hombres.
Requena con su belén personalizado quiere revestir de esperanza esta noche callada. Que el hedonismo se achique ante la magnitud de nuestros deseos.

A todos nuestros lectores, con sumo gusto os decimos ¡QUE LA PAZ LLENE VUESTRO CORAZÓN DE ALEGRÍA!

jueves, 15 de diciembre de 2016

SALTO A LA VALLA

Amanece y el altavoz de los medios nos habla de un nuevo salto a la valla. Emigrantes furtivos que buscan libertad fuera de fanatismos y guerras. Dolor hecho lucha, esfuerzo, frío e inseguridad, pero todo amalgamado de esperanza. Sobrevivir a cualquier precio en países desconocidos.
Lágrimas caídas en el mar, unas gotas más que irán y volverán con las olas hasta arribar en una playa solidaria, o lágrimas de dolor por el desgarro de la piel en las púas de las vallas que limitan las fronteras, que paralizan su huida y detienen con decepción esa esperanza.
Frío sobrevolando como buitre hambriento, sobre la escapada y escarpada senda por la que transitan. Adiós cómplice dejando la casa y familiares, llantos que acompañan más allá de la heroica decisión de abandono del país. Promesas de regreso con bienestar para compartir.
Sueños…
El mundo sigue moviéndose y con él los humanos desfavorecidos. Siria se suma a esos países que arroja a sus hijos al desierto de la vida. Nuevo salto a la valla de la libertad, asilo con reservas, lona cubriendo las estrellas velando el sueño, pies descalzos de firmeza, niños mirando el arco iris de un futuro que sus padres ven atrapado en las ruinas y las bombas.
Alepo, ciudad masacrada por el egoísmo de un puñado de déspotas; clamor entre los escombros, sonrisas entre los cascos blancos que acuden a socorrer; brazos prestos a retener la vida que se escapa hacia la eternidad.
Países que apoyan esas guerras buscando beneficio; dónde quedó la primavera de sus vidas, donde la risa era prioritaria, juvenil e idealista, hoy convertida en otoñal mirada donde la vida humana no interesa. Desoír el llanto de la infancia que vaga errante por poblados improvisados, sin familia que los abrace, de calor y seguridad. Bombardeos indiscriminados desplomando su hedor salvaje sobre edificios llenos vida; plásticos cubriendo la huida.
Abre la noche su ventana de luna para fortalecer los brazos que reman en las pateras, que se aferran a los espinos de las vallas, a los pies que caminan entre el lodo de los caminos, a tientas, a trompicones entre espasmos de frío. Familias empobrecidas por la mafia del poder.
Se acurruca la alondra en su nidal de paja, esperando la aurora. Cantará allá donde el día la lleve y sobre árboles nuevos fijará su casa entre trinos y aleteos.
Saltará la valla el cervatillo liberado del cepo opresor y en praderas nuevas pacerá la cultura de su nuevo destino.
Mendigando ayuda, el padre de familia, la viuda o los hijos, al final de su exilio forzado encontrarán en algún país cuyo nombre desconocen, el calor de la navidad, la dignidad que les han arrebatado.
Éste es nuestro deseo.

jueves, 1 de diciembre de 2016

ANOCHE SOÑÉ

Anoche soñé que las estrellas me hablaban,
miré al río y el agua susurró ¡amiga!
En solitario regresé por el camino a casa
y unos cardos salieron a mi encuentro.
Dolida les miré, herida y triste.
Eh aquí que apareció en la andadura
una mano solícita y compasiva.
Vendó la herida aquella
y trasformó mi soledad en compañía.

Risas surgieron de los arroyuelos
que nos miraban.
La amistad brotó sin darnos cuenta
y aún hoy, después de muchos años,
sigue viviendo en cercanía.

Corta cadena de amistades fieles.
Tesoro escondido en el exilio de la fiesta,
en el regocijo compartido
de encuentros fortuitos.

De puntillas se acerca la tarde,
robando la luz al día,
y un ladrido lejano divisa
con su olfato, una presencia ida.
Rabea impaciente, queriendo
llegar a esa altura en que el afecto
se hace uno, la mirada se cruza
y seguirme se transforma en ser amigo.

Nada pide, mi fiel Chindas,
porque acompañar es su deseo.
Amistad hecha presencia,
en momentos especiales,
en olvidos inconscientes,
en soledades ennegrecidas,
en murmullos no entendidos…
Anoche soñé que las estrellas me hablaban,
y en el brillo de sus ojos
entendí cuanto decían:
Mira cada noche al cielo y
sentirás al amigo que se aproxima,
para compartir tus cuitas,
para detener tu caída.

Amigo/a, tu mano está en mi mano,
como en la caña la espiga.