jueves, 9 de septiembre de 2010

La escuela

Requena, como muchos otros pueblos de Palencia, es un pueblo con abuelos pero sin nietos, con maestros jubilados pero sin escolares. La representación gráfica de su población, más que una pirámide invertida, es un paraguas abierto pero sin mango. Sólo dentro de la población de los animales domésticos somos normales. Tengo cinco meses y mi socio “jubilata”, que me ha extraído un diente sangrante de los de leche, dice que ya es hora de dar un paso más en mi educación, que ya es el momento de la escuela. Y de la escuela hablamos que va a comenzar el curso.
Parece que estamos en tiempo de reformas, de pactos. Tal vez sea más positivo hablar de mejoras, lo que supone siempre que no todo lo que se hace está mal, pero sí que es necesario corregir, incrementar, superar...
Y hay que comenzar a mejorar desde la base, la educación infantil, después la escuela primaria. Mejorar sólo la ESO sin mejorar las etapas anteriores puede tener buena fachada pero poco calado.
La mejora tiene que tener clara la finalidad de la escuela: como diríamos antiguamente iniciar la formación de mujeres y hombres hechos y derechos. Personas hechas que desarrollen sus cualidades para valerse por sí mismos en el trabajo, en el conocimiento, en las relaciones, en el autodominio; y derechas, es decir, rectas con los poderosos, ecuánimes con los iguales y benevolentes con los necesitados.
Se forman personas, por lo que la educación no puede ser sexista pero sí sexuada; las personas no son ángeles, tienen sexo con sus características y cualidades físicas y psicológicas, igualmente válidas y complementarias pero diferenciadas.
La escuela no es el único agente formador, están la familia, los amigos, el pueblo, la ciudad, el barrio, los medios de comunicación, el conjunto de la sociedad, por lo que ni todas las deficiencias formativas se deben a la escuela, ni se solucionarán sólo con mejoras escolares.
La escuela debe disponer de los medios adecuados a su fin y al momento en que vivimos, pero es necesaria cierta austeridad y contención. Nuevas tecnologías sí, pero su exceso puede ser turbador y contraproducente; se forman personas y no manipuladores de maquinitas y consumidores de productos virtuales.
El principal recurso educativo es el maestro. No debe escatimarse en su formación y hay que poner a su disposición lo necesario para el desempeño de sus tareas.
Si queremos una población bilingüe no se conseguirá sin maestros bilingües aunque sea necesario para conseguirlo un año de prácticas en los países adecuados.
Los seis años del periodo escolar comprenden una etapa básica e integradora. Multiplicar los maestros especialistas en inglés, educación física etc., dispersa y distorsiona. El maestro debe tener capacidad de dar toda la enseñanza básica. A esta edad tener en casa dos o más madres distorsiona. Salvo ayudas especiales el maestro es maestro de todo y en todo.
La administración educativa debe marcar los diversos objetivos y sus etapas: comprensión y expresión del idioma, el lenguaje matemático y su operatividad, el conocimiento del medio físico etc., y controlar sus resultados.
Y los centros escolares y los maestros deben gozar de libertad para asignar cursos, pudiendo el mismo maestro continuar con el curso varios años, poner un maestro por grupo, o poner cada dos grupos dos maestros. Los maestros han de gozar también de libertad de distribución de tareas y horarios pudiendo, por ejemplo, enseñar matemáticas con problemas de física, de geografía y de expresión en inglés y dedicar a ello el tiempo necesario de la jornada escolar o toda ella.
La inspección deberá comprobar los resultados, dialogar con los maestros sobre posibles desviaciones de los objetivos perseguidos y, de persistir estas, hacer introducir cambios y hasta a obligar al reciclaje educativo.
Menos mal que en este periodo no hay una barrera de cierre y fracaso escolar; su educación continuará en la ESO. Siendo esto así habría que hablar de modos de evaluación, pero ya llevamos varios días dialogando sobre el tema escolar y nos cuesta expresarnos de forma breve, clara y sencilla.
No lo conseguimos pero el tema nos gusta, por lo que tal vez otro día...

5 comentarios:

  1. Chindesvinto, dile al jubilata ese que tienes por socio que se le nota el amor a la profesión y la altura de miras (no porque él escriba esto,¡Dios me libre!, sino por aquello de que los canes os parecéis a vuestros dueños) Y aprovecha para preguntarle si tendría a bien "asesorar" en su timpo libre a quienes andan metidos en responsabilidades educativas... Cuánta cordura y sensatez pasea por Requena!

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  2. No he entendido bien lo de "sexista" y "sexuada". Si te refieres a que los niños y las niñas tienen que recibir educación distinta y separada, no estoy de acuerdo.
    En el resto, comparto muchas de tus reflexiones

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  3. Una maestra de pueblo11 septiembre, 2010 10:37

    En el tema de la inspección me parece que no hay nada que hacer y , probablemente, no sea solamente culpa de las personas que la ejercen, sino del sistema burocrático que la Junta ha establecido. Hoy en día los inspectores están para incordiar y dar trabajo burocrático a los maestros. Raramente les hacen caso sobre las propuestas educativas que se pudieran considerar y que muchos maestros les hacemos.

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  4. El "socio" de Chindasvinto, si es quien yo creo, fue y será siempre un gran "maestro", y así le recordamos algunos de su ex alumnos

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  5. Por supuesto que sexuada no quiere decir separar a los niños de las niñas

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