jueves, 20 de enero de 2011

Entre nieblas y brumas

Jorge Semprún
Mi socio me ha dicho en el paseo vespertino que ya es hora de que volvamos a hablar del artículo “Lo único que he traicionado es a mí mismo. Jorge Semprún.” de Juan Cruz.

El tiempo de estos días de enero es extraño. Las temperaturas son tan suaves que se ven abultar las yemas de los árboles y hasta hay mosquitos en el Canal. Los días pasan y no vemos el sol, las nieblas y las brumas lo impiden y el suelo y la hierba están húmedos y llorosos.

En la historia de las naciones y en las historias personales hay también tiempos de niebla y aunque esta levante, a veces, las brumas permanecen y no permiten el brillo, el fulgor, la luminosidad del sol.
Es Semprún un personaje singular, escritor, intelectual. En el artículo se narra su temprana actuación en la resistencia francesa, su tortura en manos de la Gestapo, su estancia en los campos de concentración, su militancia en el partido comunista y su afirmación de que gran parte de su vida ha consistido en dejar de ser un buen comunista para ser un buen demócrata,
La actitud del exministro de cultura español es admirable. No oculta su pasado de comunista estalinista y da fe de su larga actuación como intelectual escritor por una Europa democrática.
Hoy que se habla tanto de la memoria histórica, Semprún, refiriéndose a Carrillo afirma que tiene un bloqueo de memoria total. Hay una época desde 1944 a 1948 de la cual él no quiere hablar. Es la época en la que con Uribe y la Pasionaria reconquistan el poder del partido a base de eliminar física o políticamente a todos los anteriores dirigentes del partido.
Por cierto que esa densa niebla de la memoria de Carrillo va acompañada también de alguna bruma, como el no reconocimiento de que fue Stalin el que inventó la táctica de Comisiones Obreras, cuando le afirman que las masas en España estaban en los sindicatos verticales y él sugirió que trabajaran allí.
Mi socio ha sentido especial veneración por Semprún, activo, inteligente e íntegro, pero después de este artículo, la visión luminosa que de él tenía en algo se ha ensombrecido. Por supuesto que sigue considerándole un hombre admirable y honorable, pero hay afirmaciones sinceras pero dolorosas: “¿Me arrepiento de haber sido militante del comunismo estaliniano? No. Creo que en aquel momento había una justificación para ello.”
“Pero en España, cualquiera que fueran los crímenes de Stalin, luchar con el Partido Comunista contra Franco valía la pena”

Qué duro se nos hace que alguien siga pensando que había justificación para pertenecer como militante y como dirigente de un partido, que siguiendo las técnicas criminales de Stalin, elimina físicamente a sus exdirigentes, o que luchar en un partido estaliniano contra Franco merecía la pena. Claro que ha merecido la pena combatir el franquismo desde posiciones justas, pero ¿no merecía también la pena luchar contra los crímenes de Stalin y de aquellos dirigentes del partido comunista español?

La posición de Semprún, que creemos que lo hacía desde posiciones personales justas, es la misma , aunque parezca opuesta, a la de muchos españoles que creyeron que valía la pena dar su apoyo a Franco invocando el combate contra el sistema totalitario y criminal de Stalin y su proyección en España.

Hemos vuelto a casa sin ver la puesta del sol, la bruma lo ha impedido. Suspiramos por los días luminosos y claros lo mismo que deseamos que desaparezcan las nieblas y brumas de la memoria.

3 comentarios:

  1. Semprún es una de las mejores cabezas que ha tenido y tiene la izquierda en España. No se le puede pedir que ahora se "arrepienta" de toda una vida de lucha. Bastante es que supo reconocer a tiempo los defectos del PCE en los años 70.

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  2. También la ETA luchaba contra Franco y nunca se puede justificar

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  3. ¡El daño que hicieron Stalin y compañía al socialismo utópico!

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