jueves, 6 de enero de 2011

Regalos

Han sido fechas especiales. Mis socios han faltado algunos días. Me han dejado bien abastecido pero ¡qué solo me he quedado!

A su vuelta ¡qué alegría, qué saltos, qué alborozo! Me han traído como regalo comida apetitosa y sobretodo su compañía. Yo les he regalado mi alegría.
Hemos vuelto a salir al campo alargando el tiempo e intercambiando relatos y comentarios.

Ya vienen los Reyes
sí, por estos pagos,
traen a los niños
sus buenos regalos.

Se cierran las navidades, fiestas de regalos con la celebración de los Reyes Magos. La magia y la ilusión culminan con las alegres risas de los niños y la profunda sonrisa satisfecha de los papás.
Dos elementos se encuentran en la plenitud del regalo de Reyes: el cariño generoso de los que dan y la espontaneidad del gozo de los que reciben.

En nuestros diálogos hemos encontrado hasta cuatro clases de regalos:

- El regalo cariñoso. Implica amor y espontaneidad y da lo mismo que sea lujoso o que sea sencillo, lo que importa es el alma. Es el ejemplo de los Reyes o los regalos entre enamorados.

- El regalo cumplidor. Entre donante y donado hay vínculos positivos y se quiere mostrar con un regalo adecuado, pero simbólico, que se es consciente y que se corresponde. Aquí se busca el regalo con la esperanza que agrade al receptor. Es el regalo entre parientes, socios, amigos. Para que funcione debe ser sincero y necesita que quien lo recibe lo entienda, le agrade y lo agradezca. Es más difícil ser buen receptor que donante.

- El regalo engañoso. Es puro complimiento, no hay sinceridad en él. Se hacen por no quedar mal o buscando algún provecho.

- El regalo envenenado. Se busca causar un mal al que se le da.

Y es que la vida es relación, un don, y su respuesta, un toma y daca; y la podemos hacer, gozosa, satisfactoria, frustrante o criminal, comenzando con el don del propio estado o profesión.

Y como siempre acabamos hablando de la profesión de mi socio.
La actividad docente puede ser un ofrecerse espontáneo, con cariño e ilusión. También puede ser un sincero cumplimiento de lo que de él se espera y a lo que se dedica.
Si se conforma con pasar el tiempo, escaquearse, evitar esfuerzos, es puro fingimiento y Dios nos libre de quienes siembran desengaño, represión, temor o rencor.

Ya vienen los Reyes,
llegan enseñando:
doy de corazón,
recibo cantando.

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