miércoles, 15 de febrero de 2012

¿Qué ha pasado?


En la fría tarde hemos remontado el Canal de Castilla por su margen derecha observando la 1ª, la 2ª y 3ª toja. Apenas tienen agua y están heladas. El otoño y esta primera parte del invierno han sido extraordinariamente secos y estos días fríos y desapacibles.

El tiempo muestra un panorama similar al de la economía. No cae, no circula el dinero para financiar a ciudadanos y empresas, la actividad productiva está congelada y nada anuncia una próxima mejora.
El año pasado las lluvias fueron favorables, la producción satisfactoria. Hoy estamos llenos de temores. Los hombres del tiempo nos muestran mapas de isóbaras, de borrascas, de anticiclones, de temperaturas para que entendamos el tiempo que tenemos y el que nos espera próximamente, aunque a medio y largo plazo las previsiones no sean tan exactas.
Económicamente, hace unos años, todo era dinamismo, actividad, futuro. Hoy estamos congelados. ¿Qué nos espera? A corto plazo todos los pronósticos son de sequía y frío. A medio y largo plazo no hay perito que abarque y comprenda todas las variables que permitan otra cosa que vanas suposiciones.
La economía no es más que una organización humana y como tal entendible por todos, pero tiene tal cantidad de factores y sobre todo de decisiones humanas múltiples, libres y a veces contrapuestas que la hacen inabarcable, es decir incomprensible. De haberlo sido ¿cómo no fue prevista y atajada la crisis?
El problema es que lo sucedido es perfectamente entendible y sabemos dónde ha estado el fallo. Se toman muchas y dolorosas medidas para sobrellevar el seco y crudo invierno, pero ninguna que corrija las causas del desatino y es que el hombre, ¿Homo sapiens?, tropieza una, dos y múltiples veces con la misma piedra.
Nadie duda que el desastre comenzó con la gran crisis financiera.
La economía de hoy está basada en el dinero. Con él se tasan los productos, el trabajo, los factores de producción y la investigación. Y este dinero que no es más que papel o anotaciones  informáticas se ha convertido en el motor de la economía y los que lo controlan, controlan los países y el mundo entero.
Pues este sector que es el determinante de las actividades económicas es el único que no admite reglas, donde la especulación es la determinante de los resultados, que juega con el beneficio fácil, productos basura o vacíos y admite concertaciones en busca de la presa fácil y suculenta.
Los titulares de las grandes finanzas que son los potentados del mundo en ausencia de normas y llevados por la avaricia desataron la crisis. Crisis que reclamaba el establecimiento de normas.
Vana ilusión, ante el pánico por la descomposición de la organización económica, del caos, a los estados, es decir a los apaleados ciudadanos les correspondió salvar el sistema que sigue controlando el sector financiero que aprovecha las circunstancias para exprimir a los estados debilitados por el esfuerzo y necesitados del flujo financiero para renegociar su duda.
Los gobernantes piden sacrificios, necesarios para volver a la senda del desarrollo. Sacrificios que a todos corresponden, por supuesto, que exige recortes, por supuesto, que es para crear trabajo, por supuesto. Bellas palabras que serían reflejo de nobles intenciones.
Pero obras son amores. Y todo son medidas constrictivas y reformas dolorosas que atañen a trabajadores, funcionarios, pensionistas, investigadores, profesionales de la salud o de la educación. ¿Hay alguna constrictiva para los grandes financieros, para los beneficios de las empresas para las altísimas rentas que permitan su contribución solidaria al equilibrio del gasto?
¿Qué nos depara el futuro? Incomprensible. Los recursos de la naturaleza, de la ciencia, de la técnica, de las infraestructuras como las comunicaciones, los centros de investigación, de estudio, sanitarios… están ahí y con enormes posibilidades.
Pero también están los intereses, el egoísmo, la deficiente organización.
Con San Agustín estaríamos en  la lucha secular entre las dos ciudades y para los creyentes cristianos la ciudad de Dios es su Reino que no es el paraíso sino la sociedad de la justicia, de la dignidad humana, del amor.
Hoy sin embargo se prefiere hablar del enfrentamiento entre la insatisfactoria realidad y la Utopía.
¿Rendirse? No. Hay que mantener la esperanza…luchando.

2 comentarios:

  1. ¿Rendirse?...¡nunca!
    Decía Mahatma Gandhi: "Mañana tal vez tengamos que sentarnos frente a nuestros hijos y decirles que fuimos derrotados. Pero no podremos mirarlos a los ojos y decirles que viven así porque no nos atrevimos a pelear"

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    1. De acuerdo contigo, siempre adelante ¡Para atrás, ni para tomar impulso!

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