jueves, 12 de abril de 2012

El mito de los mercados

Tarde del sábado santo. En Requena ha mejorado el tiempo. No amenaza la llovizna y ha subido la temperatura. Cuando salgo con mi socio a pasear, las calles bullen de gente. El pueblo ha quintuplicado su población estos días pasando de una docena de habitantes a más de setenta y ahora cambian saludos, impresiones, noticias.

Algunos dirían que esta afluencia de gente a lugares tranquilos y de bajo consumo se explica por la crisis. A pesar de ello, las personas congregadas no tienen caras de ajuste ni de recortes sino de satisfacción y gozo por la plácida tarde y los cálidos encuentros. Y menudo fin de semanita que nos comunican los medios: la prima de riesgo española sube como la leche hervida, las cotizaciones de los títulos en bolsa están por los suelos, la subasta del tesoro queda en parte por cubrir y los intereses de lo subastado son agobiantes y, por si faltaba poco, el anuncio de recortes milmillonarios en sanidad y educación.
Y como sobre los hombros se lleva un cerebro de hombre cavernario, se personifica a los causantes de tanta desgracia en dioses poderosos y violentos que devoran a sus hijos, los mercados.
Es imposible resistirse a su fuerza destructiva, sólo cabe hacerlos propicios con sacrificios y ofrendas; los sacrificios de los recortes y las ofrendas de buenos doblones en intereses de deuda soberana. Dirigentes políticos y económicos, por propio interés o por ilusas creencias, se han convertido en fieles sacerdotes de este ídolo de oro ante un pueblo descreído.
Para enfrentarse a esta situación no bastan los saberes, es necesaria la sabiduría y ésta comienza con la destrucción del mito de los mercados. Los sujetos activos no son los mercados sino los mercaderes, con nombre y apellido las personas físicas y con ración social las jurídicas o sociedades, y estas con directivos identificables. El recurrir al mito lleva a crédulas ofrendas irracionales.
Al desterrar el mito, las tribus de la selva no quedan libres de tormentas tropicales ni del peligro de las fieras. España está sujeta a la carga de la deuda y al déficit y hay sujetos financieros muy poderosos a los que pueden interesar altas primas de riesgo, ya sea directamente como forma de ganancia prestamista o indirectamente como desestabilizador tanto de los riesgos económicos como del euro y embolsarse ingentes cantidades en apuestas inversoras o en cambios monetarios.
¿Reaccionarán los mercaderes ante ajustes y recortes? ¿Por qué habrían de hacerlo?
Los ajustes suponen más paro, menos actividad económica, menos consumo, menos ingresos del fisco y más gasto, en resumen más dependencia en río revuelto y más oportunidades de inmoderado beneficio. Contemplemos el ejemplo de Grecia y Portugal.
La solución viene por depender menos de tales mercaderes. Pero es imposible domarlos ya que las fuerzas políticas internacionales, europeas y españolas, no están por la labor.

Ni los mitos, ni la temerosa credulidad que se traduce en ofrendas propiciatorias, ni la fuerza del destino han impedido el desarrollo de las sociedades humanas, aunque a veces éste sea lento y traumático. Si se destruye el mito, los mercaderes especuladores que tras él se esconden no son indestructibles y tienen los pies de barro por su propia codicia y ofuscación.

1 comentario:

  1. Salude usted en mi nombre a Chisdasvinto, y dígale que si, disfrazado de mercado, ve pasar junto al Canal a algún que otro mercader, que ladre con fuerza y lo intimide. Si no surte efecto el ladrido, que le muestre los dientes y amague con tirarle un bocado. No nos queda otra.

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