Chindas, no des saltos de alegría
al verme cruzar la verja porque no voy a sacarte a la calle. No, no me puedes
acompañar hoy porque el Sr. Alcalde ha convocado a todos los vecinos (excluidos
los de raza canina) para informarnos de la necesidad que tiene nuestro
municipio de que unamos nuestras manos,
arrugadas por el paso del tiempo, y que juntas remediemos los males de la
economía local con pequeños trabajos de carácter graciable.
El deplorable aspecto de las
zonas ajardinadas por la falta de lluvia y de cuidados ha llamado la atención
de propios y foráneos contrastando con los floridos balcones particulares bien
cuidados, llenos de surfíneas, gitanillas y geráneos; reclamando con la voz de los cardos y maleza
la solidaridad, el ayuntamiento o ajuntamiento
de todos a quienes nos gustan las flores frescas y lozanas, la limpieza
y el orden en nuestras calles y plazas.
Queremos rosales sin hierbas
secas que comen y tapan su belleza, césped cortado al rape o al uno, verde
alfombrado; setos acicalados en la barbería que pode sus ramas para poder lucir
cara de domingo.
¿Sabes? La crisis va a ser buena
para algo si ante la necesidad nos unimos y como años ha, el pueblo llano hace
trabajos comunitarios sin ánimo de lucro. La faena es denominada a “huebra”,
bueno a mí me gusta más a “gambitos”, ¿verdad que es más musical el localismo
éste? aunque no sé muy bien porqué este lance de ajedrez tiene esa connotación
de unión, de voluntariado para conseguir un fin ventajoso para todos.
Fíjate Chindas, hemos salido de
esta reunión mirando con otra mirada a las espigas resecas que sueltan sus
yescas salvajes adheriéndose sin piedad a nuestra piel o calzado. ¿Hablaban
tal vez de su necesidad de dejar de mirar al cielo y querer tenderse para
dormir hamacadas en morenas o festivos montones?
El verano trae consigo la cosecha
del esfuerzo de la siembra, la claridad uniforme del cielo castellano, el canto
de los grillos, las bandadas de pájaros a los que tú persigues sin dar alcance.
Tus ojos, mi querido perro, se abren y brillan en esta época de calor de
un modo especial y buscan los míos para
no perder el diálogo.
Bueno, deja de saltar que con tu
gran fuerza vas a tirarme al suelo. Es tan relajante tu compañía y tus ganas de
vivir que apoyar en ti mis vivencias es un lujo que, desde que estamos aquí, tenemos el privilegio de gozar juntos de
todos esos espacios comunes y de amplios apartados de sosiego. Ya verás lo
bonito que va a quedar nuestro pueblo
cuando todas las manos seamos el símbolo de la ilusión, del trabajo vestido
de gala porque de cada casa esas manos son las mejores que se funden con la
colectividad. Deséanos ánimo y haremos
más bonito el mundo que nos rodea porque seremos felices de ser útiles y que
hayan contado con nosotros.
P.D. Según mi socio perruno, se
emocionó la semana anterior cuando un lector de este blog llamado José C. a
quien no tiene el gusto de conocer, le hizo un comentario. Gracias por el
detalle.
No hay comentarios:
Publicar un comentario