jueves, 2 de septiembre de 2010

Don Esteban, obispo

Cuando suenan las campanas me alboroto y lanzo un aullido prolongado, interminable. Están tocando a misa y me uno a la llamada para que tanto los habitantes de la casa, como los vecinos, sepan que las puertas de la iglesia están abiertas. Mi dueña suele decir que ya canta el monaguillo.
Requena tiene un gran templo gótico del dieciséis. Yo suelo a veces rodearlo cuando salgo por el pueblo y hasta una vez en que estaban las puertas abiertas me asomé a su interior. Tiene un gran retablo del dieciocho y otro con una escultura de Santa Ana y siete preciosas tablas del siglo de fundación del edificio. Me cuentan que además hay una extraordinaria cruz procesional medieval llevada a varias exposiciones y depositada en el museo diocesano.
Todos los domingos viene un cura, uno es buen amigo mío y suele acercarse a saludarme.
Pues si esto existe en Requena, uno puede imaginarse la riqueza patrimonial de la diócesis palentina.
Como este domingo se ha hecho cargo de la diócesis D. Esteban Escudero, le damos la bienvenida y nos alegramos mucho, pues, según nos cuentan, se le ve contento con su nombramiento y todos suponemos que, con la edad que tiene, no será Palencia un pequeño momento en su carrera eclesiástica ascendente.
D. Esteban ya preside la comunidad católica provincial y además de ser responsable de su gran patrimonio, preside una institución con numerosas personas con dedicación total sacerdotes, religiosos y religiosas. La Iglesia desarrolla una extensa labor en el campo de la educación, de la sanidad, de la atención a los mayores y a los necesitados a través de colegios, residencias, Cáritas, etc.
Numerosas asociaciones e instituciones dependen del obispo y la mayoría de los palentinos se consideran fieles o tienes contacto con la Iglesia con motivo de celebraciones y fiestas como bodas, bautizos, comuniones o defunciones. ¿Qué otra autoridad provincial tiene tantas responsabilidades y con tantos medios?
Pero nuestro obispo sabe muy bien que no es un señor feudal, que su ministerio es un servicio; que el patrimonio de que dispone es una acumulación de arte y de sacrificios de numerosas generaciones por lo que por su origen es un tesoro que pertenece a toda la sociedad palentina y que, estando al cuidado de la Iglesia, supone responsabilidad y gastos más que beneficios; que instituciones y agentes religiosos tienen su propia autonomía y que la labor episcopal es fundamentalmente de animación y de referente de unidad.
Bien sabe nuestro obispo que la sociedad actual, sobre todo la población joven y activa, vive alejada de la práctica religiosa y con frecuencia es muy crítica con la Iglesia y hasta con el mismo hecho religioso.
¿Consistirá su misión apostólica en defender la fuerza de la Iglesia, su visión de la moral y una legislación inspirada en su doctrina, o en el anuncio de la buena nueva, sin imposiciones y en confortar a los creyentes en la fe, en la esperanza y en el amor en una llamada a la renovación continua?
Los cristianos somos hombres como los demás con sus aspiraciones, virtudes, defectos y deficiencias y, sin una renovación continua interior, ¿cómo podemos ser testigos de ese mundo nuevo que es el reino de Dios?
Anuncio y testimonio. Señor obispo bienvenido. Yo me uno al anuncio cuando suenan las campanas y espero que mis socios puedan dar testimonio de aquel en quien creen.

3 comentarios:

  1. Creyentes y no creyentes invocaríamos la vuelta a la esperanza, la pobreza y la alegría evangélicas, otra cosa es que no sea este el mensaje de "la cabeza del Cuerpo"...

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  2. Sería maravilloso que los Obispos se dedicaran a esos menesteres, pero en la situación actual de la jerarquía católica y sobre todo de sus máximos dirigentes, es "pedir peras al olmo"

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  3. Ese inmenso patrimonio que la iglesia católica considera de "su propiedad" es en realidad propiedad de todos los españoles, pues con el dinero de "todos" se ha constituído y con el dinero de "todos" lo mantenemos. Al menos, la Iglesia Católica podría dar facilidades para que lo podamos visitar y disfrutar. Y me estoy refiriendo al patrimonio tanto de la iglesia diocesana como al de las órdenes religiosas.
    Si entre todos lo mantenemos, que todos lo podamos disfrutar, sin oponermo por ello a que sea con las limitaciones mínimas que el culto exija.

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