jueves, 3 de noviembre de 2011

Charli y Asís

Se han atrasado los relojes, por lo que anochece a media tarde. Nuestras correrías campestres acaban ya bien entrada la noche. Y aquí surge el problema. A la caída del sol, Luci saca a Charli, el viejo pastor alemán, a estirar sus artríticos huesos y gozar de espacios libres. Charli, con los años, se ha convertido en un bicho de malas pulgas y si encuentra a algún perrillo desprevenido, se comporta de manera agresiva y violenta. Yo ya me he encontrado con él alguna vez, me he hecho el sumiso y complaciente; pero, por si las moscas, he salido por pies alejándome rápidamente. Mi socio me anima a que no le tenga miedo, pero tampoco quiere que lo encare sino que siendo más agil y veloz, lo esquive. Luci, por si acaso, lo está sacando últimamente con bozal y tal vez por eso está más prepotente y gruñón, vamos, como un obispo sin mitra, adoctrinando, condenando y atemorizando a sus fieles y a los infieles; y menos mal que aunque no tengan bozal como Charli, ya la evolución de los tiempos les ha limado las garras y colmillos y no es hora de la inquisición.


Cuán diferente de la reunión celebrada en fechas recientes en Asís. Allí convocados por Benito XVI, se han congregado cristianos de diferentes confesiones, dirigentes de religiones no cristianas, agnósticos y ateos y todos con el mismo “pathos”, la misma pasión humana de convivencia y respeto.
Y es que pueden existir miles, múltiples grupos, sectores de la humanidad; pero todos formamos la comunidad humana y nunca un sector se ha de convertir en secta, ni un miembro de ese sector en sectario. Lo contrario da origen y fue causa de calamidades, enfrentamientos, guerras y opresiones.
Pero dirigiendo la mirada a la iglesia católica, la de mi socio, es evidente que también en ella hay muchos sectores, como dicen sus teólogos, muchas funciones y carismas. Funciones de ayuda al prójimo, funciones misioneras, de cuidado de enfermos, de enseñanaza... Y diferentes carismas, el carisma de Benito de Nursia, de Francisco de Asís, de Ignacio de Loyola, de Juan Bosco, de Josemaría Escribá...
Hay teólogos que miran más al Reino, el reino de justicia, amor y paz (la llamada teología de la liberación) y teólogos que miran más a la salvación, al mensaje salvador de su fundador Jesús. Los hay que miran más a sus vivencias de unión con Dios, como la mística Teresa; o a la ascesis como Ignacio con sus ejercicios espirituales. Quienes ponen el acento en la reconversión de los pueblos cristianos, Francisco de Sales; o en la universalización de la buena nnueva, Francisco Javier.
Los hay que ponen el acento en la comunidad, en la asamblea; y otros en la elección y misión de los apóstoles.
La Iglesia, pues, es y ha de ser variada, de múltiples funciones, carismas y teologías; pero una sola comunidad integrada en el mensaje y la vivencia de su fundador. El querer convertir una función, un carisma, una teología en la única válida y admisible es sectario, destructivo. En el Evangelio está anunciado el Reino y la salvación, la llamada a formar comunidad y la misión apostólica.
No puede haber mayor tragedia que obispos sectarios, dogmáticos de una teología, aferrados a determinadas funciones, pues es cierto que los fieles católicos se integran con su obispo en la comunidad, porque éste se integra con su comunidad expresando la pluralidad de funciones, carismas y teologías.
Con todo, los creyentes confían en la enorme fecundidad de la Buena Nueva, en la confianza en Aquél que afirmó: “Yo estaré con vosotros hasta el final de los siglos”.
Los grupos sectarios y los obispos sectarios, que los hay, se convertirán con la fuerza del Espíritu y si su corazón continua insensible y su cerviz rígida, ellos sí pasarán.

3 comentarios:

  1. ¡qué buena reflexión! Menos mal que, a pesar de todo, nos sigue llegando a algunos esa Buena Nueva gracias a personas que forman parte de esa Iglesia plural. Saludos Chindasvinto.

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  2. Supongo que cuando dices "ellos si pasarán" te refieres a que los obispos y otras jerarquías pasarán; el problema para muchos católicos y para la propia Iglesia, es que llegarán otros, que puede que sean iguales e incluso peores. ¡Y a la historia me remito! Pero ni todos esos jerarcas han logrado, ni lograrán, terminar con la Iglesia Católica y con la fe de millones de creyentes.

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  3. ¿Llegarán estas reflexiones de Chindasvinto a las "personas" a las que tendrían que llegar? ¿Seguirá este blog el Sr. Obispo de Palencia? ¿O alguno de sus asesores? Si es así, ¿le harán llegar las reflexiones de Chindasvinto?

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