jueves, 29 de diciembre de 2011

Parábola

En la fresquita pero soleada tarde, una mágica escena apareció a nuestra vista. Descendía la loma en su poderoso tractor el arcángel San Miguel arando los campos de San José. Una cohorte de ocho ángeles volaba sin apenas mover las alas, bajando de vez en cuando hasta los surcos que trazaba el arado. Extasiado estaba mi compañero de salidas hasta que el conjunto de tractor, arado y ángeles llegaron a nuestra vera, junto al camino, y el arcángel nos saludó amablemente. Se rompió el hechizo. Era Miguel labrando las tierras de José Luis y ocho milanos, ocho, a la caza del topillo.

Y volvimos a casa dándole vueltas al asunto. Los resecos rastrojos se abrían en una tierra fresca, fragante, anunciando un año nuevo en el que habrá de germinar y desarrollarse la vida.
Acaba el año con sus trabajos y sus sinsabores y también con sus frutos y sus goces; y se abre otro con temores para unos, esperanzas para otros y con esperanzas y temores para los demás.
La vida, que cada año se renueva, es semejante a la mies del campo que para que fructifique y rinda es necesario arar, sembrar, abonar, vigilar las malas hierbas, topillos y plagas, cosechar, almacenar, comercializar… Y a esperar las nieves y las lluvias, las heladas y los calores, los precios de los medios de producción y de los productos.
Se parte de lo que se tiene, campos roturados y cuidados, tractores, maquinaria, almacenes, cooperativas; y no se clausura el 31 de diciembre. Lo que se ahorre e invierta fructificará en próximas campañas.
En esta parábola de la mies ni cabe la lotería, ni el maná cae del cielo. Hay que arar, sembrar, y llegará suavemente la lluvia del empleo y germinarán sin estruendo, pero con vigor, las actividades empresariales, laborales, profesionales…

Teniendo en cuenta la parábola, nos deseamos, os deseamos, el disfrute del año nuevo sin esperar para gozarlo del cobro del cheque de nuestro esfuerzo que no compensaría los trabajos, esperas e incertidumbre. 

Los arcángeles en tractor gozan con el buen tempero para el arado, con el momento adecuado para la siembra, con los campos nacidos al esparcir los abonos nitrogenados.

Los arcángeles son la familia, los amigos, los compañeros de trabajo o de ocio; nos acompañan librándonos de pensamientos pesimistas y roedores.

¡Labremos juntos un buen año 2012!

1 comentario:

  1. Bonita parábola de nuestra cotidiana realidad. Tu siempre tan optimismta y positivo ¡Sigue así!y ¡Feliz 2012!

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