El pasado domingo, amigo Chindas,
las tinieblas de la despoblación desaparecieron como por encanto en nuestro
pueblo. Unos reflejos del iris aparecieron por nuestras calles, ¡eran niños!;
sus padres descienden de aquí y con orgullo mostraban a sus retoños festejando
"El Día de la Asociación Cultural Santa Ana S. XXI". Vestidos con
ropas regionales ponían esa nota de color que tanto se necesita en estos
núcleos y sus risas, cual vistosas mariposas, sobrevolaban por este jardín de
la vida dando esperanza de futuro.
Créeme,
mi fiel compañero, por un momento mientras tu dormitabas a mis pies en el patio
donde estaba sentada, imaginé que llegaba a mis manos un ramo de flores con
estrellas, brillando estas últimas de tal manera que, poco a poco, iban
poseyendo mi mente hasta adentrarme en un futuro totalmente impensable hace
unos días. Toda la belleza de las plantas se me antojaban sonidos llenos de arpegios que bordeaban al
municipio y la luz irradiada por las luminarias de la noche, centinelas velando
por el mismo. Espejismo de deseos tal vez, pero la realidad estaba ahí, en las
calles, en la plazas, en las casas de los abuelos...
Festividad
emotiva. La Abuela Mayor, Santa Ana, presidía y compartía la ilusión de las
jóvenes madres y padres que prepararon el homenaje, las abuelas actuales
secaban la lágrima furtiva que se escapaba de sus ojos. D. Pablo, salesiano e
hijo del pueblo, hablaba con ese sentimiento que cala y emociona. Raquel, la
Presidenta, y su equipo pusieron todo su empeño en recrear a los asistentes
llenando de ilusión y unidad esta convivencia. ¡Guauuu.....! por vuestra
generosa aportación al bienestar común. La paellada, generosa en tropiezos,
hizo la delicia de los más de cien comensales. Mesa y mantel para estrechar
lazos, para saborear la amistad y compartir, una vez más, la unidad que reina
en Requena en fechas demostradas.
Sueños de luz, de permanencia, de raíces que jubilosas
esperanzan la tierra. Sueños de luz albergando el corto camino que separa el
ayer del hoy. Ilusión rebrotando magaritas, espliegos.
Pies pequeños acariciando en sus carreras el asfalto y
las praderas. Nubecillas mimando al celeste cielo para hacer sonreír al sol,
para difuminar sus rayos y otorgar al suelo el placer del buen tiempo. Sueños
en tules protegidos para seguir en esta realidad que se avecina con creciente
natalidad.
Felicitamos
a la Asociación por sus logros, confiando una vez más en su buen hacer y
esperando que el próximo año su entusiasmo alcance la plenitud de éste o la
supere si es posible.
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