jueves, 24 de junio de 2010

Obispo para Palencia

Suena la campana y la casa ha quedado vacía. Desde el patio, donde me encuentro, se oyen pasos y conversaciones que se encaminan en la misma diección. Es la hora de la misa dominical y el pueblo ha quedado totalmente en calma, no mis compañeros que ladran a esta hora del día.
No mucho después se oye la puerta de la casa que se abre y una conversación animada en la cocina. Están tomando café.
Por la tarde hemos tomado por primera vez el camino de La Mochuela, un largo paseo para ver como ha nacido el campo de girasoles en la raya de Frómista y Marcilla y en la que suelen anidar en esta época las avutardas. Hoy no hemos visto ninguna.
Ha habido tiempo para comentar las conversaciones de esta mañana: rumores sobre el nombramiento del nuevo obispo.
Es opinión extendida que ni Blázquez ni Munilla se sintieron obispos de Palencia, sólo eran obispos en Palencia hasta el anuncio de un nuevo destino que no tardaría en llegar. A Palmero sí se le vio como nuestro obispo aunque en los últimos años ansiase el ascenso con un nuevo destino. Todos diferentes de Nicolás, obispo de Palencia y no más.
Se habla que el nuevo obispo será un auxiliar del cinturón de Madrid, el de Getafe. ¿Será propuesto por el poderoso obispo de la capital, Rouco, para prepararlo para nuvos destinos? O ¿será tal vez un castigo por no comulgar con el arzobispo? También podría ser su nombramiento la respuesta a su demanda por independizarse de la tutela de su superior.
Tanta suposición, tanto comadreo se explican por la forma de elección, donde no participa la iglesia local y donde parece que, a veces, gravitan intereses de grupo y preparación de nuevos destinos.
Es conveniente Chindas, me dice mi acompañante una libre reflexión desde dentro.
Nuestros obispos, o al menos una mayoría, parece que piensan que estamos en una sociedad cristiana y ellos, que son el poder de la Iglesia, tienen que mirar porque no se aparten de los valores cristianos, así que dictan doctrina y condenan los comportamiestos que creen no ajustarse a la ley natural de la que se sienten poseedores.
Sin enjuiciar su doctrina, su práctica está muy lejos de la realidad sociológica, que si bien es cierto que la sociedad aún está inserta en una cultura cristiana de lenguaje, valores, ritos y ceremonias, buena parte de ella se mueve en un despegue manifiesto de creencias y se irrita y aleja cada vez más por las continuas condenas episcopales. Ojalá que el nuevo obispo de Palencia sea nada más que un buen creyente cristiano al que se elige y consagra para el sevicio de los que esperan la llegada del Reino.
Lo pedimos en el Padre Nuestro, ese reino en la tierra de la paz, la justicia y el Amor. Los cristianos lo manifestamos en la fe en la paternidad de Dios, en el perdón del Hijo y la fuerza del Espíritu, lo buscamos en la esperanza activa por su llegada y todo porque nos ama y nos llama como hermanos a querernos bien con sentimiento, pasión voluntad e inteligencia.
Eso esperamos del obispo, que anime y sostenga a la comunidad en los valores del reino.
Vamos volviendo al pueblo después de esta que parece elevada conversación religiosa, pero yo creo que todo es sencillo, hasta yo, joven miembro del mundo animal, conozco por instinto el sentido de las cosas, me muevo activo con la esperanza de ser feliz y quiero bien a los que me rodean. ¿Cómo no pueden entenderse los cristianos con todos aquellos, que son muchos, que tienen un sentido de los valores humanos y de la justicia, que no desesperan en su afán por conseguirlo y se sienten solidarios con todos los hombres? Ellos están construyendo el reino de la justicia de la paz y del amor.
Juego, retozo y me muestro cariñoso. Veo que mi acompañante sonríe mientras me dice. ¿Por qué tendrán nuestros obispos la cara y las palabras tan agrias?

1 comentario:

  1. Pero cómo es posible que un "perro" dé tan buenos y sensatos consejos sobre el perfil del "buen epíscopo". Espero que le hagan caso, aunque lo dudo.

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