jueves, 14 de marzo de 2013

MATRIMONIO INMATERIAL


         Bien me haces ver, Chindas, con tus brillantes ojos que entiendes agudamente los problemas humanos. Por eso quiero comentar contigo lo que he leído en El Norte de Castilla del día ocho del presente mes.
           “El CIT habla de promocionar el matrimonio inmaterial que posee cada territorio, que atesora una carga afectiva y emocional que supera el valor artístico y material y favorece la creatividad.”
          ¡Qué hallazgo el matrimonio inmaterial!
          Una carga afectiva y emocional une al científico con la ciencia, al investigador con su trabajo, al artista con su obra. Si esta unión es tan intensa que no admite otra unión material o física ¿estamos hablando del matrimonio inmaterial que favorece la creatividad?
            O ¿es la vida religiosa de monjes o personas consagradas de las diferentes culturas  religiosas, que renuncian a la unión material del matrimonio y optan por un enlace místico con toda su carga emotiva y emocional el matrimonio inmaterial?
            Una tercera y bella posibilidad es el suponer que en el matrimonio como en la moneda hay dos caras, una sería la de la unión física, somática o corporal, matrimonio material y la otra la que atesora la carga afectiva y emocional que supera el valor artístico y material y favorece la creatividad, el matrimonio inmaterial.
            El problema que se nos plantea Chindas es que qué pinta el Centro de Iniciativas y Turismo de Palencia hablando de la necesidad de promocionar el matrimonio inmaterial. No me ladres diciendo que fue todo una confusión poniendo matrimonio donde debía decir patrimonio. Vale. Pero es tan hermoso lo del matrimonio inmaterial que seguro que no fue un lapsus tipográfico sino que el subconsciente de Fernando Caballero, redactor del artículo, hizo aflorar esa genialidad.
            De todas formas patrimonio es un término correlativo al matrimonio. Cuando con el matrimonio se constituye una familia, va generando su patrimonio formado por su hogar y sus bienes materiales como matrimonio físico y una suma de afectos, emociones y valores compartidos que forman el patrimonio inmaterial y que dan sentido a la familia.
           También el patrimonio de nuestro país o el de nuestra Comunidad Autónoma está compuesto no sólo por sus edificaciones y obras artísticas trasmitidas por nuestros mayores, sino de toda una carga afectiva y emocional que emanan de ellas y de hechos y leyendas, y sin esta variable poco sentido tiene el patrimonio material.
            Ya vale de elucubraciones Príncipe, como cariñosamente te llamo, y únete afectiva y emocionalmente con tus ladridos proclamando con el CIT la promoción del patrimonio inmaterial. 

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