¡Hola
Chindas!, hace tiempo que tú y yo no tenemos un rato de charla perruna y
humana; hoy vamos a retomar ¿el diálogo?, no me mires dubitativamente porque yo
sé cuándo rabeas estando de acuerdo y cuándo me miras pensativamente sin esforzarte
en darme a entender tu opinión.
Ya
sé que hace días estás muy rebelde y no obedeces ni a la de tres, tal vez la
primavera se está adelantando en tu juventud y puede más tu instinto “festivo”
que el volver a casa cuando se te llama. Estoy recordando ese día que esperaba
compartir un rato contigo y la nieve en el patio era tu juego favorito; tus
pisadas rompían el encanto de su blancura y me mirabas entre temeroso y
pillastre sin saber aún qué te iba a decir.
Ahora
amigo mío, volvamos a pasear por el horizonte, a rozar la vida mirándola con la
nitidez de nuestros deseos, a saltar las vallas de la noche con la alegría de
un amanecer limpio y soleado. Los rosales comienzan a mostrarnos pequeños
brotes de renacimiento y en el campo diminutas flores azules respiran nuestro
aire regalándonos su presencia.
¡Guau,
guau!, sí, ya sé, quieres que hablemos un poco de los sueños de la historia a
la que pertenecemos y que te interesa de un modo especial, lo sé porque con
frecuencia por la noche ladras asustado. Comencemos con la llegada de Nano, el
chucho pequeño que también forma parte de la casa, aunque sólo nos visite de
vez en cuando porque vive en la ciudad, y vuestro saludo está lleno de
carantoñas caninas.
Sus
ojitos redondos, negros y expectantes se cruzan con los tuyos grandes e
intuitivos y habláis sin que yo os entienda. Un remolino de noticias llenas de
polvo e incertidumbre envuelven el ámbito de las calles y mudos quedamos
buscando el azul del cielo, la bonanza de los rayos del sol las ganas de correr libres por el campo
embarazado de cereales en esta época. Un gato cruza de pronto y ¡adiós!
intercambio de ideas, el corazón os late de prisa y me dejáis sola sin
contemplaciones.
Perros y gatos amigos de la casa, enemigos fuera de ella;
romances de aullidos a la luna clara y ladridos de suspenses en la noche
aquella.
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