jueves, 23 de mayo de 2013

“CREDO”


Edades del Hombre en la religiosidad castellana. Catequesis visual amasada con fe sencilla expuesta hoy al turismo estudioso de valores ancestrales, de la manifestación del arte en sus diversas expresiones, de riqueza cultural fervorosa conservada en pequeñas parroquias rurales, en fantásticas catedrales o en otrora monumentales conventos.
¡Ah Castilla, de campos fecundos, de manos artesanas de raigambre elevada revistiendo las ideas que del alma fluyen o fluyeron!
Antes y ahora la estirpe artística sigue su curso, sus sentidos siempre alerta a la belleza de la expresión que inculca valores, al gozoso deseo de transmitir los reflejos del alma.
En esta edición es Arévalo el atril que sostiene la muestra de “Credo”, del evangelio siempre actual que por unas horas recobra vigencia ante el turismo a quien va dedicado, que observa  respetuoso el arte, las manos maestras que plasmaron la luz y la esperanza en sus claros oscuros  llenos de espiritualidad; pero he aquí que al salir sólo llevan en sus manos el folleto sintetizado de lo expuesto, quedándose dentro del templo la enseñanza que proclama la fe en esa historia de salvación creadora.
Tiempos nuevos que vacían la mente con la algarabía del agnosticismo llenándola de vientos huracanados que agitan sin piedad los colores de la primavera. Hedonismo que borra de la convivencia el arco iris que hermana el mundo.
Creo, “credo”, dice la espiga desde que empieza a germinar el grano enterrado. Creo en ti, oh Dios, dice la mariposa porque pintas mis alas de mil colores. El viento entona en la brisa su alabanza. Los pájaros revolotean gozosos trinando desde el alba al cielo limpio y azulado.
El “credo”se refuerza en el niño amamantado por su madre, mimado, cuidado. Sólo ahondando en el mensaje del autor de la vida se puede entender tanta dulzura.
Arévalo en estos meses se hermana con la humanidad, abre su casa, abarca todas las emociones que cada día vive el ser humano, muestra la religiosidad de otras épocas enlazadas con  el sentir actual. Quizás tengamos vendados los ojos como esa magnífica escultura de Mariano Benlliure  titulada “Alegoría de la fe” y al fin consigamos captar la finalidad de la muestra.
Grandes obras escogidas con minuciosa densidad de significado. No nos perdamos esta oportunidad de abrir la puerta a un trocito de paraíso.
Sutil velo de la fe en apariencia tupido, embelleces el rostro haciendo ignotas la facciones que cubres con pudoroso recato, sólo a través del “credo” se percibe la sublime belleza del aura que refleja.

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