jueves, 13 de febrero de 2014

EL ENCANTO

   
     Chindas, estás mirando como selecciono papeles que en distintas carpetas guardo con mimo, como reliquias de devoción y entrañables ideas.
   Encanto de aconteceres que en la carpeta del tiempo yacen, caligrafiados unos, con letra de imprenta otros. Sus rasgos pusieron reflejos a pensamientos, a hechos del día a día. Para algunos baladís sucesos o expresiones de sentimientos, para otros obras maestras retenidas en las páginas arrancadas de la prensa o de una revista; rememorada evocación en una noche de insomnio.
    Luces de amanecida en relatos escogidos en día de calma y gozo; placer que el autor regala a las masas en libros transeúntes, o frases oídas que un escuchante escribe en un papel minúsculo para, a solas, recrear su mente sensible.
    Encanto de conservados pareceres, hemeroteca privada de sencillez cautivadora, de nostalgias retenidas ahora abiertas, de placeres del saber vividos. Ahí duermen, almacenados, revueltos, autores de distinta creación esperando ser herencia apetecida. Cálidas manos con mirada curiosa hojearán, ojeando, tan curiosa dádiva.
    Mi amigo canino, sé que para ti sólo son papeles viejos que me empeño en mimar y tú me exiges caricias iguales, pero no es posible equiparar afectos, tú eres el hoy y ellos mis pasos desde la infancia revestidos de fortaleza en sus raíces, patrimonio de la mente que madura cada día posando sabiduría en estos pies de la cultura.
     Recóndita sensación de alegría en cada carpeta o libro abierto al cruzar nuestras miradas. Sin pensarlo he despertado su espejismo de vivir de nuevo, de salir del encierro para volver a renacer en  las mentes actuales. Entretenimiento de los dedos pasando por encima de la tinta solícita; un arpegio de melodía apaciguado en el silencio del escondite.
  Vuelvo a repetir la palabra "encanto" para que  nuestros lectores paladeen el sabor de las cosas arrinconadas, las miren, vean lo que para los allegados fueron compañeros/as de viaje, espontánea aparición en la estantería.
     Manos entrelazadas del ayer y la sensación viva de este momento, generosa realidad del destino final que no termina. Paradoja de la existencia.

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