Prensa, aliciente que aparca la soledad de estos lares/
para hacernos partícipes del mundo en que vivimos. Ojos ávidos del encuentro
con las letras de molde/, reflexiones como lunas reflejadas en el río de la
mente/ comunicación en un tú a tú entre el autor y el lector/ sin conocerse
siquiera.
Periodista
que escudriña la noticia, la amamanta y luego deja volar como ave precursora
del impacto, la paz o el sosiego. Con ella va el mensaje entintado del día y
revoloteando torna a la mesa del escritorio. Paso a otra página y nuevos mundos
aparecen, palabras que sobreviven al desmán de la violencia, aquí o allá, el
lugar siempre es el mismo, tierra de seres humanos enfrentados, donde el
amanecer está amordazado y su ocaso aparece en un pie de foto.
Palabras
escritas en la prensa, locuaz puesta en escena del teatro de la vida. Noticias
de la provincia, de la autonomía, nacionales..., deportes y anuncios; abanico
informativo que deja entrever una sonrisa a veces, cual sainete, o llena de
inquietud el panorama sin aplausos del final.
Fotografías
que acercan y comparten, fotos que nacen blancas como la nieve que acogen,
imágenes de horizontes que hieren o esas otras que vender quieren la máquina,
el producto que acelera los jugos gástricos y las más simpáticas que hablan de
fiesta y convivencia. Tener la prensa entre las manos es un lujo sencillo y
entrañable. Los avances ponen en pantallas chiquitas ese cúmulo de información
y no está demás leer en ellas pero, donde esté el papel... captando ese sabor a
cercanía, esa degustación que permite paladear el teclado recogido del
profesional que aúna mente y manos para acercarse en silencio a las nuestras,
es deleitarse por el paraíso. Si la belleza de las flores y la fauna se
entrelaza, cae a nuestro lado regocijando la existencia, tal es el sentimiento
"romántico" de tener en posesión el diario escrito en papel.
Chindas,
tú desconoces este placer porque eres analfabeto en estas lides, pero
compartirás conmigo que el bello arte de escribir para dar saber a los humanos
es algo maravilloso. En la última página de "El Norte de Castilla"
noto la falta de un amigo de inteligencia preclara que cada día nos regalaba su
columna: Manuel Alcántara. Son tantos sus escritos que bien podía el director de
tal medio, regalarnos a los lectores algún extracto pequeñito, frases célebres
de él y no dejar que esta prensa pierda una de sus mejores colaboraciones.
Cae la tarde y hoy mis manos lamentan el vacío de la
noticia, los pueblos pequeños soñamos con llenar los ojos y el tacto del
gramaje que sostenemos en la lectura, pero aquí no llega. Manjar reservado y
deseado, plenitud del día a día abrazando a la humanidad.Nota del "editor digital".- Después de recibir el artículo de esta semana de Chindasvinto, ayer reapareció en El Norte de Castilla el admirado Manuel Alcántara, con su columna "Arte de discutir". Supongo que Chindas estará encantado.
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