Mientras
la hebra sigue el antojo de mis manos en la labor emprendida, la cabeza aún
convaleciente, busca sentido a este finísima trenza que espera de mi su lucida
utilidad. Abrazo tras abrazo con el ganchillo, las cadenetas se convierten en
terapia. El ovillo, en este caso blanco, con desatino, busca en el balanceo
constante de la demanda permanecer estable. De soslayo miro su
desasosiego pero sigo impasible tirando del hilo aún a sabiendas que no
le agrada. A costa de sus inoportunos giros, para él, el trabajo hará feliz a
quien va destinado.
Como las horas gripales o de
"andancio" son eternas, dan mucho en pensar y sacar conclusiones de
la madeja de la vida. Independiente del color, el sendero es el mismo, se vaya
en automóvil o a pie. Reflexiones en voz
baja ante tantos avatares que motivan a los seres humanos a
actuar de un modo u otro, a buscar la satisfacción del ego a cualquier
precio, a mirar a lo lejos para caer, pobrecillos, en el fango que se empeñan
en ignorar estando a sus pies.
Redes de pesca o de campos/arrastran y sostienen la cosecha .
Sueltas poca cosa son/
maromas retorcidas.
Las elabora la esperanza
y las porta el esfuerzo.
En solitario los brazos
apenas las sostienen.
En unión el fruto es
abundante.
Chindas, para ti igual es un cosido simple
que un bordado y seguro que no sabes a dónde quiero ir a parar con tanto
preámbulo. Verás, el ganchillo es un encaje sencillo al alcance de cualquier
inteligencia, pero hay otro algo más complicado y muy bello, que es acertar con
el encaje de bolillos que estos días están haciendo los políticos ¿Saldrá de
sus habilidades unos pactos coherentes que beneficien al común de los
españoles? Sin duda alguna la tijera tendrá que cortar los hilos sobrantes y
la plancha rematar el esfuerzo. Dolorosa decisión para el hilo mutilado.
Quedan pocos días para estrenar lideres en
acción; expectativa y recelo con los principiantes. Observación permanente a
las promesas de los veteranos en la costuras nacionales. Tal vez, pasadas las
opciones de elegir, una buena gripe sea necesaria para que la fiebre haga cama
y aclare actuaciones futuras.
Mientras
llega la realidad, amigo Chindas, regresemos a la normalidad de estos días, asomándonos a la ventana para
ver pasar a la cigüeña con una culebrilla en el pico.
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