jueves, 25 de junio de 2015

VACACIONES

        Chindas, llegó el verano con la cara sudorosa buscando la sombra en la pradera. Los niños empiezan a gozar de las vacaciones corriendo por las calles en bicicleta o jugando en la fuente  haciendo charcos, pisándolos con el placer de dominar al agua. De pronto el pueblo cobra vida y la quietud pausada del invierno despierta del letargo.
            A mi mente llega aquella redacción en la escuela de hace años en la que una niña comenzaba así cómo era para ella su pueblo. " Mi pueblo es pequeño, chiquito, como salido de un cuento infantil. Ríe cuando el sol acaricia las tejas rojas de los sombreros de las casas y llora con la lluvia lavando las puertas y ventanas cerradas del olvido..."
           Hoy los pájaros estrenan trinos y sobrevuelan sobre los rosales que, espléndidos, lucen sus galas multicolores en estas fechas. Los cereales siguen haciéndose adultos y festejan sus últimos días de la libertad prisionera en el seno materno. Mirando al cielo, un milano se cruza  en el espacio abierto de mi vista mientras una águila culebrera está atenta a su merienda.
             Un ruido nuevo mantiene al pueblo con el oído atento. Sí, es una excavadora que inicia las obras de remodelación de la Plaza del Ayuntamiento. Estrenar alfombra  siempre es agradable y si es bonita mucho mejor. Racks, racks , retumba y hace eco por las bodegas. Pueblo, añorado paraíso de raíces lleno, de infancias tendidas en el horizonte del ayer pero ¡vivas!. Pequeño o grande es lugar de encuentro, de añoranzas en días de nieve y frío, de felicidad corretona y de tertulia veraniega. Brazos abiertos  adornan las calzadas y  un saludo  entrañable abarca la sonrisa.
            Vacaciones engalanadas con la libertad responsable y festiva; días de ocio en convivencia y sencillez,  en ilusiones puestas al día cubriendo de pétalos los pasos de todos. Las alas del viento acarician el rumor del agua decorando el paisaje. La aurora despierta encantada con ojos vivaces para contemplar el nuevo panorama de vecindad ampliada con iniciativas de recreo compartido.

              Los árboles retienen la brisa para lanzarla, cual lazo misterioso y abarcar así el aroma que acorta las distancias. Abuelos amarrados a su espacio, el mismo que les hace abrir los brazos entregando sus rincones del alma a la familia que retorna a veranear. Pueblo, cuna de sentimientos y paciencia llena de luz para que tu, visitante, crees tu espacio de paz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario