Con el cielo plomizo y el uniforme de gala, el corazón lleno
de disponibilidad y servicio, la Guardia Civil de Frómista (Palencia) ha
celebrado su fiesta grande acompañados de alcaldes, concejales y jueces de su
demarcación. No ha habido desfile ni boato aparente pero si apretones de manos
y saludos cordiales de felicitación. Gentes sencillas de pueblos pequeños les
acompañan. Las ofrendas ante el altar, de entrañable significado, han sido
depositadas por miembros del Cuerpo.
Junto a la bandera roja y gualda, símbolo de la unidad
nacional, el botiquín hablaba de atención a los débiles. ¡Cuántos auxilios
efectuados en carreteras, cuántas lágrimas recogidas al comunicar algún
desenlace a los familiares…! y el tricornio que señala protección, responsabilidad y equilibrio,
sobre sus cabezas cobra dignidad. Tres emblemas, tres símbolos de enraizado
sentimiento vocacional para servir a la Patria desde la sencillez y la
eficacia.
La Virgen del Pilar, tan pequeña y tan grande, Patrona del
Cuerpo de la Guardia Civil, una vez más ha recogido su manto lleno de súplicas
de paz, depositadas por estos benefactores de la sociedad, para elevarlas al
cielo y ser oídas. Tres ofrendas a los pies del pilar sólido de la esperanza y
el cáliz del sacrificio que aunó todas ellas.
Su labor de seguridad ciudadana apenas visible, pero no
desapercibida, en estos municipios poco conflictivos en el día a día, nos hace
recordar a San Francisco de Asís en su callada y ferviente oración: Señor, haced de mí un instrumento de Vuestra
paz, donde haya discordia ponga yo armonía, donde haya error ponga yo la
verdad, donde haya desesperación, ponga yo esperanza… Creemos sinceramente
que ésta es la oración hecha servicio de la guardia civil.
He observado cada rostro de los miembros presentes tanto en
el acto religioso como en el de convivencia posterior. Serenidad, bondad,
sencillez, callada grandeza de quienes en cada destino se entregan como son,
personas con miras elevadas y corazón pronto a la entrega.
Queremos creer, amigo Chindas, que todos cuantos sirven a la
Patria con la dignidad de estos convecinos son dignos de elogios y desde aquí
felicitamos a todos.
Todo por la Patria. Cuando
la crítica tiñe de furor el heroísmo y la amenaza intenta romper el valor, escucha
¡Oh, Guardia civil! la voz callada de los débiles que suman más que los
violentos. La Patria somos todos, las piedras del camino pueden hacernos
tropezar o caer pero no impedir que nos levantemos apoyados unos en los otros.
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