Ya son largas jornadas que mi socio se abstiene de salir al
campo y el resultado es que no puedo ser dominador de rastrojos y sembrados con
mis carreras y la persecución a animales corredores y aves a las que hago
levantar el vuelo.
Mi socio, en el corral, me cepilla el pelo diciéndome que lo
contrario les pasa a los socialistas pues su abstención en la investidura
parlamentaria permitirá al líder popular formar gobierno.
Por cierto, difícil decisión esta abstención pues son ya
varios decenios que se consideran adversarios radicales los socialistas y los
populares y en las dos últimas elecciones los Socialistas proclamaron su “No es
No” a facilitar el gobierno del Partido Popular.
Pero la decisión del voto negativo supondría continuar con un
gobierno en funciones y la convocatoria de nuevas elecciones, lo que es
repudiado por el sentir popular y recogido por la mayoría de los líderes
políticos.
En resumen, que la opción de la abstención resulta un mal
menor o un bien limitado lleno de problemas y frustraciones. Es lo que suele
pasar en política. Cuando una decisión es fácil, es que no influye
significativamente en el acontecer ciudadano porque es mera oposición y no una
propuesta para llevar a cabo, o es una quimera concretada en programas, propuestas
o promesas que están muy bien pero flotan en la irrealidad, ya sea por falta de
recursos, o porque no dependen de los actores sino de otras instancias, o
porque encuentran resistencias que las harán irrealizables.
Hoy es el día de contemplar las expresiones corporales de los
diputados: los Populares satisfechos porque consiguen la dirección del poder;
los Socialistas tristes y deprimidos, su voto es amargo; Ciudadanos, tranquilos
como partícipes en la solución; y Podemos y afines, resplandecientes e iluminados
ya que pueden atribuir a la triple alianza ser la responsable de todos los
males que nos afligen, y ellos son los que nos traerán todo el bien que
predican.
¿Podrá alguien creer en esta España bipolar?. Si Podemos lo
cree o cree que le creemos, se puede llevar una gran desilusión.
Cae la noche y antes de retirarse, mi socio me trae la cena.
Nosotros no estamos tan divididos.
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