jueves, 6 de octubre de 2016

VIENTO HURACANADO

Hace tiempo, querido Chindas, que el silencio se ha interpuesto entre nosotros, y he aquí que es el viento el que despierta nuestra voz. Noticias de huracanes nos llegan de todos lados y, aunque un tanto sordos a la lejanía, nos abaten los sobresaltos que traen consigo los movimientos nacionales.

Hace crac la esfera de granito y miles de partículas quedan desparramadas, sin rumbo, desnudas de ideales y a merced del aire que las acoge sin reparo. Lágrimas con voz desgarrada llenan las calles, quedando agazapadas e indiferentes al caer la noche. Un latido de firmeza aparece en lontananza recogiendo las hojas de ese árbol centenario que parecía inquebrantable y el viento huracanado de estos días le tambalea y hace crujir sus raíces.

La rosa roja entristecida va dejando caer sus pétalos, ya no luce en la solapa ni en la mano; su perfume está pisado cual inservible y traicionado aroma de concordia.

Ambicionar la paz sin estrechar la mano, desear sólo para sí la plataforma del Debe sin tener en cuenta al resto de participantes con otras ideologías, conlleva a un huracanado y lamentable paso por la geografía afectada.

A pesar de todo, sueña la tierra removida con volver a ser sostén de valores y proezas, más, otro grito con ecos legendarios, con reflejos de cielos y ríos, apagará la esperanza con sequía y dominará el equilibrio y la cordura.

Unidad silenciosa, sin algazaras ni torpezas; firme propósito de aupar al país libre de ambiciones personales. Cada ciudadano es una meta, un salvamento necesario, una sonrisa que merece nuestro esfuerzo.

Un palentino ilustre, José María Fernández Nieto, hablando de la hermosura del silencio, escribió: Dícese mucho callando, cuando se hace la palabra pan elocuente o fértil sacrificio.

Política del hacer sin desencuentro de masas acaloradas en las plazas, sosegado ejercicio de servir mirando tras el cristal, el umbral de cada casa y en el despacho firmar la paz con los vecinos.
Aunar criterios es difícil, amigo Chindas, pero bajando escalones es más posible el encuentro. Días nos quedan de expectación.


Terminamos hoy, dando la espalda a ese huracán inesperado y con el poeta añadimos: 
Decidme si hermanados, en multitud amante y con toda la luz inmensamente nuestra, no podríamos, juntos, lograr que el mundo viese.                         

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