jueves, 2 de junio de 2011

Al grano

Habíamos llegado en nuestra salida a un camino límite entre los términos de Marcilla y de Requena. Olfateé un conejo en una parcela de yeros y lo perseguí después en una frenética e inútil carrera por cebadas y trigales. Cuando perdí la pista del conejo estaba tan desorientado, sin visibilidad entre las espigas, que no supe encontrar a mi socio. Cuando él llegó a casa yo ya lo esperaba dentro del corral. Un vecino amable me había abierto la puerta.


Estábamos alegres por la experiencia vivida. Las mieses están espléndidas, de larga caña y prometedoras espigas. Para llegar a ello han tenido que concurrir la acción de la naturaleza con temperaturas y precipitaciones adecuadas en la cantidad y en el tiempo y las labores del agricultor de arada, siembra, abonado... Es de esperar que la cosecha no se malogre y tengamos calidad y abundancia de grano.
Si los campos de nuestra tierra prometen, el campo de la economía no presenta tan buen cariz. Se están viviendo unos días agitados, de elecciones y de resaca por los resultados favorables o desalentadores.
Puede ser interesante ver cómo el partido en el gobierno reorienta su rumbo tras el batacazo, o cómo los mismos medios, que ateniéndose a las valoraciones de las encuestas sobre la figura del jefe de la oposición lo consideraban falto de energía y carisma, hoy, ya auténtica alternativa, lo exaltan como modelo de sagacidad, sentido común y simpatía.
Pero estas apreciaciones no dejan de ser circunstanciales, no transcendentales. Se asemejan a las enconadas discusiones entre los partidarios de la siembra tradicional o la directa.
Entre tanto hay millones de parados, jóvenes a los que se les hace difícil la esperanza y ancianos con privaciones y dificultades.
Y esto no mejorará al ritmo deseado si cada partido, cada sector o grupo tira de la cuerda en el sentido que le favorece y todos se enfrentan en un esfuerzo no coordinado y en un guirigay ensordecedor y malévolo.
Si la cosecha depende de la conjunción de factores, lo mismo acontecerá con la economía después de la profunda crisis y aún nos queda hacer una labor abundante para superarla.
Un impulso común de trabajadores y empresarios, de ciudadanos y gobernante, de banqueros prestamistas y de emprendedores a financiar, de alumnos receptores y de profesores que incentivan.
Por supuesto que habrá discusiones, visiones distintas, diferencias pero es necesario mantener el impulso común.
Buena parte de lo que se dice y comenta es paja. Al grano. Hay que construir. Si logramos este impulso general ¿no multiplicaremos al menos por tres la velocidad de la recuperación y los 15 años que dice la OCDE que tardaremos en volver a la tasa de paro de antes de la crisis no se puede reducir a 5?

Y ¡viva el Barça!. Su impulso, trabjo colectivo y ambiente positivo nos da ejemplo.Tal vez no consigamos el éxito con tanto brillo pero es el único camino hacia él en estas circunstancias.

1 comentario:

  1. Lo que está pasando tras las elecciones del día 22, se asemeja poco a tirar todos en la misma dirección

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