viernes, 23 de septiembre de 2011

En el campo no hay alfombras

Márgenes de los caminos cubiertos de broza reseca, rastrojos agrietados por la sequía, campos arados sin humedad, parcelas de girasoles de ennegrecidas cañas, hojas y tortas esperando su recogida, algunos chopos sedientos que ya amarillean y pierden las hojas; recorrer Requena en este final del verano tan seco es ver y palpar los límites de la vida.


En el campo nada se esconde, no tiene alfombras. Así, próximos en nuestras pisadas y en nuestros pensamientos traemos a colación la colaboración de José Luis Sampedro en el libro “Reacciona” que él titula “Debajo de la alfombra” invitándonos a levantar el pico de la alfombra y ver lo que hay debajo de los problemas de nuestra sociedad, de la crisis.
Así como en el campo no hay alfombras, parece que nuestra sociedad oculta bajo ellas sus miserias y podemos dar vueltas y vueltas al caparazón de la crisis sin llegar a sus raíces.
Nos ha llamado la atención la alfombra más tupida que él la ve así.”Tanto financieros, como los gobiernos y el mismo pueblo actúan inspirados por la ideología común vigente”. Es la creencia en la producción imparable concretada en el objetivo del desarrollo económico. Así hemos llegado a la sociedad del mercado con los dueños del dinero que son el poder máximo del sistema.
Y sigue exponiéndonos que esta creencia común se sustenta en dos pilares: en los adelantos científicos capaces de hacernos creer que la ciencia creará todo lo que el hombre se proponga, y la ideología religiosa que atribuye al hombre alma inmortal hecha a imagen y semejanza de Dios, lo que le convierte en el rey y poseedor de la tierra.
No es poco atrevida la visión del admirado José Luis Sampedro y que aquí hemos querido entresacar. ¡Qué necesario es levantar esta pesada, y llena de polvo por el paso de los siglos, alfombra y buscar la raíz de los problemas de la sociedad occidental!
Aunque de hecho la ciencia y la religión hayan contribuido a generar esta mentalidad común, no necesariamente ha de ser así y no es de creer que Sampedro desprecie la ciencia, o sea anticientífico y antirreligioso, simplemente muestra a qué nos ha llevado una visión inmadura de la ciencia y una ideologización infundada de los textos religiosos.
La ciencia nos da a conocer la naturaleza y sus posibilidades y estas no son infinitas, y el progreso no tiene porqué ser continuo, lineal y siempre positivo.
Los textos religiosos que afirman la inmortalidad del alma y que estamos hechos a imagen de Dios no nos hacen dioses, somos seres limitados y parte de la creación en la que tenemos que estar, respetar y cuidar si queremos que nos ampare.
Otra interpretación es fruto de la necedad y el principio de la sabiduría consiste en conocer los límites. El viejo maestro Sampedro sí es un hombre sabio que levanta con sabiduría el pico de la alfombra y además tiene calor, empatía y simpatía por todo lo humano.

En el campo no hay alfombras que levantar, pero esperamos que también aquí no falte la mirada sabia y al afecto humano, pues a los perros ya se nos supone el buen olfato y el cariño sincero.

Nota.- Este post se ha publicado con retraso, pues nuestro "amanuense" lo ha tenido que hacer desde Nuava York. Gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario